Se trate o no de lugares realmente encantados, lo cierto
es que los inmuebles que hemos seleccionado a continuación arrastran una carga importante
de leyendas. Son historias que con el paso de los años he ido recogiendo, en
muchas ocasiones junto a mi compañero de fatigas, el periodista Héctor Fajardo,
gran especialista en este tipo de experiencias. De la mano del lector queda el
valorar la veracidad de estos relatos, aunque mi criterio personal es el de
pensar que generalmente detrás de una leyenda siempre hay un poso de verdad.
Casa Lercaro
Aunque ciertas historias fantasmales en relación a esta
casona del siglo XVI, ubicada en el municipio de La Laguna (Tenerife), ya
circulaban desde, al menos, los años 70, fue Héctor Fajardo quien revitalizó la
leyenda de las apariciones de la joven Catalina Lercaro y los fenómenos que se
producen en el inmueble, convertido en museo desde hace dos décadas. El
periodista pudo recoger en 2001 una serie de testimonios extraordinarios, entre
ellos, el de Elizabeth, la encargada de recepción en aquel momento, quien
describió el enorme estruendo que se escuchó, en cierta ocasión, en el piso
superior del museo. Los trabajadores pensaron que se había caído la vitrina al
suelo, pero su sorpresa fue mayúscula al comprobar que en la estancia todo
seguía en orden.
Otros testimonios a destacar son los relativos a la
aparición de una joven en la zona de la casa que se corresponde con el granero.
Muchos identifican a esta silueta con la de Catalina Lercaro. Una leyenda
cuenta que fue obligada a casarse con un hombre mayor que ella, lo que provocó
que tomara la decisión de quitarse la vida arrojándose al patio desde lo alto.
Precisamente, en este lugar, Fajardo grabó involuntariamente una llamativa
psicofonía cuando entrevistaba con su grabadora a Bernardo, una de las personas
encargadas en aquel momento del mantenimiento del inmueble. En el registro se
puede oír una clara voz cavernosa de fondo que dice: "¡No!"
Patio interior del Museo de Historia. La leyenda cuenta que aquí murió Catalina Lercaro |
Conservatorio de
Música de Las Palmas
Fajardo y un servidor recogimos hace unos años una serie
de significativos relatos relacionados con una serie de sucesos paranormales
que presuntamente habían tenido lugar en el Conservatorio de Música de Las
Palmas. Según nos trasladó un antiguo alumno, era normal que por la noche se
oyera música de piano cuando en ese momento solo había un puñado de personas en
la sala de estudios. Nuestro entrevistado llegó a escuchar historias que tenían
como protagonistas a los guardias de seguridad, testigos habituales de este
tipo de fenómenos sobre todo en rondas nocturnas. Nuestro confidente relata que
en cierta ocasión un guardia oyó un ruido ensordecedor en una planta superior.
Al ir a comprobar qué sucedía vio todo cambiado de sitio. Las sillas, por
ejemplo, aparecieron pegadas a la pared, cuando antes no estaban así.
Pero el incidente más espectacular tuvo como protagonista
a una profesora. En el garaje del edificio, la mujer tuvo un encuentro
sobrenatural con un ente fantasmal. Éste fue descrito con rostro desdibujado,
una levita gris y sin piernas. Lo más desconcertante es que este ser llevaba
una especie de peluca.
En cierta ocasión, tuvimos la trasladarnos al lugar para
grabar un reportaje sobre este tema para la Televisión Autonómica de Canarias.
Allí nos entrevistamos con Pedro, uno de los profesores del centro, quien al
serle interrogado sobre la presencia del supuesto fantasma, respondió
afirmativamente detallando que la entidad sobrenatural era conocida
popularmente entre los estudiantes del Conservatorio como Lucas. "En
cualquier caso –matizó el docente– hay que tener en cuenta que nuestros
estudiantes son músicos, y por tanto tienen una gran creatividad".
Auditorio del Conservatorio de Música de Las Palmas de Gran Canaria. Algunos alumnos han afirmado que los instrumentos musicales suenan sin que nadie los toque. |
El espíritu de
Tacande
Este caserón del siglo XVII podría considerarse la
primera "casa encantada" de la que hay registro escrito en nuestro
país, si nos atenemos a su presunta fenomenología paranormal. Las crónicas
escritas hablan de una casa ubicada en el municipio de El Paso, en La Palma, en
la que se manifestó, en 1628, un espíritu. Éste se identificó como Ana
González, fallecida tras un parto, y residente anteriormente en esa vivienda.
Ana González reclamó la presencia del padre Juan Montiel para
"descargarse". Al presentarse el párroco practicó una especie de
exorcismo. El espíritu pidió perdón a sus familiares por determinadas faltas
que hubiese podido ocasionar estando en vida. Tras 87 días, durante los cuales
se produjeron todo tipo de fenómenos inexplicables (la cama del nino se mecía sola,
o se oían nanas salir de las paredes), el alma de Ana González desapareció,
dejando en las paredes de la hacienda una serie de cruces grabadas.
Casa de Tacande. Un cura practicó un ritual de exorcismo en el siglo XVII (Fuente: www.panoramio.com) |
Cuartel militar de
Las Raíces
En estas instalaciones militares anexas al aeropuerto de
Los Rodeos, en el norte de Tenerife, numerosos militares han relatado extraños
encuentros con niños de aspecto fantasmagórico que aparentemente no deberían
estar en esas circunstancias, solos, y a altas horas de la madrugada.
Héctor Fajardo y un servidor recogimos el testimonio de
Santi, un joven que prestó servicio en la base en el año 1996. Cierta noche,
haciendo guardia en la garita se le presentó delante suyo, a las dos de la
madrugada, un niño con una piel blanquecina, casi translúcida, según nos
aclaró. El crío llevaba un camioncito de juguete, y cruzó delante suyo, de
izquierda a derecha, en cuestión de unos segundos. Nuestro testigo, sumamente
extrañado, salió en busca del niño. Cuando no lo localizó por los alrededores,
regresó a su puesto, llamando a un superior suyo para dar parte de lo
observado. Tras esto, y posiblemente debido al impacto emocional, según nos
matizaría, sufrió un desmayo. A los pocos días fue invitado a tomar una especie
de vacaciones forzosas, que terminaron en su pre licenciamiento.
En otra ocasión, Yolanda, otra militar que prestaba
servicio en 2004, nos contó que durante unas maniobras nocturnas en el monte,
en marzo de ese año, uno de sus compañeros se alarmó al ver a "una niña
morena con ojos azules" entre unos árboles. Fue tal la alarma que se
desató en ese momento, que estuvieron cerca de una hora buscando a la pequeña,
sin ningún resultado.
Garita de vigilancia del Cuartel de Las Raíces, En este lugar, algunos militares han asegurado ver a un niño a altas horas de la noche. |
Hotel La Raya
Localizada en los altos de Güímar, en el sur de Tenerife,
esta antigua casa, ahora convertida en hotel rural, arrastra una leyenda sobre
una joven que se aparece en algunas habitaciones. Según nos narró Francisco
Toledo, uno de los responsables del hotel, una joven pianista se arrojó desde
uno de los ventanales de la casa, a principios del siglo pasado, quitándose la
vida. En esa parte del hotel no es extraño percibir fenómenos extraños. Uno de
los más frecuentes es el de escuchar pasos.
Carmelina Rosa, la propietaria del inmueble, nos aseguró
que una noche, al entrar en la casa, escucharon pasos correteando de un lado a
otro de ese pasillo, una zona que queda en la primera planta. Se trataba de
algo imposible, puesto que allí solo se encontraban ellos dos, y el pasillo
había sido cerrado por ambos lados.
Otro de los fenómenos más llamativos está en relación a
otra leyenda que cuenta como otra chica falleció al caer, accidentalmente, por
unas escaleras desde uno de los pisos superiores. Desde entonces, en una de las
habitaciones cercanas a esa escalera, se ha aparecido esta muchacha en
reiteradas ocasiones. Toledo nos aseguró que habían sido hasta tres los
inquilinos que la habían observado. Aparecía sentada al borde de la cama,
vestida con un camisón blanco y una larga cabellera, en actitud contemplativa,
mirando fijamente a través de un ventanuco de la estancia.
Pasillo del hotel en el que se asegura que se escuchan pasos cuando no hay nadie. |
Piso de
estudiantes de la calle Barcelona
El caso lo recogió Héctor Fajardo, y resulta espectacular
por lo extraordinario de algunos de los fenómenos que algunos de sus
protagonistas afirmaron vivir. En 1998 tuvieron lugar los primeros incidentes
extraños. Varios estudiantes de La Palma compartían un piso localizado en la
calle Barcelona, en el municipio tinerfeño de La Laguna. Uno de los incidentes anómalos
eran ruidos no identificados que a menudo se escuchaban en la casa. Un día
oyeron un gran estruendo en la cocina, como si se hubiese caído la vajilla al
suelo. Al ir a comprobar que había pasado, todo seguía en su sitio. En otro
caso, los jóvenes habían salido una noche a tomar unas copas. A la mañana
siguiente, la vecina del piso inferior les llamó la atención debido a los
gritos que se habían escuchado a altas horas de la madrugada, algo imposible
puesto que la casa había estado vacía durante ese tiempo.
Pero los acontecimientos más desconcertantes tendrían
lugar en octubre de 2001. O.J.M., uno de los estudiantes que en ese momento se
alojaba en la vivienda aseguró que una noche, cuando estaba durmiendo,
"algo" le quitó las sábanas de golpe. Por otro lado, J.P.A. vivió una
experiencia no menos traumática. Cuando estaba acostado, sus compañeros le
dieron las buenas noches en la puerta del dormitorio. Al retirarse a sus
respectivas habitaciones por el pasillo, "un extraño ser nebuloso y blanco
se trasladaba justo detrás de ellos, desapareciendo rápidamente. Tenía una
forma antropomorfa".
En un piso de la lagunera calle Barcelona se han registrado fenómenos extraños. |
Hospital del Tórax
El Hospital del Tórax de Tenerife, antiguamente conocido
como Hospital de Ofra, es un viejo edificio ubicado muy cerca del Hospital
Universitario de Canarias. Se inauguró en los años 40 del pasado siglo para hacer
frente a una amenaza que afectaba especialmente a la población de la isla: la
tuberculosis. Su antigüedad y la carga dramática de muchas de las vivencias que
tuvieron lugar en su interior han propiciado que hayan circulado, durante todos
estos años, todo tipo de relatos sobrenaturales.
En recientes entrevistas con algunos médicos y
enfermeros de la planta de la Unidad de Cuidados Paliativos hemos podido
recoger la aparición de un misterioso ser ataviado con un sombrero. Éste se
viene presentando desde hace unos siete u ocho años a los enfermos,
concretamente, en una habitación, la 29. El extraño visitante ha sido descrito
por los enfermos como una sombra, sin rasgos definidos, exceptuando el citado
sombrero. Suele entrar por la puerta y acercarse a la cama del paciente para
quedarse mirándolo. En algunos casos, ha sido descrito como una mujer, lo que
ha propiciado la especulación de que en realidad pueda tratarse del espíritu de
una de las monjas que antiguamente prestaban sus servicios en el hospital, cuyo
hábito iba tocado en la cabeza con una característica ala ancha que se
asemejaba a un sombrero. En una habitación del Hospital del Tórax se ha observado una extraña figura con sombrero. |
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