La última película de Ridley Scott, más allá de su
prodigioso despliegue visual o sus erráticos giros de guión, plantea una serie
de cuestiones trascendentales que tienen que ver con la vida, la muerte o si
estamos solos en el universo. En la capacidad visual y narrativa de poner estos
asuntos sobre el tapete es donde reside quizás una de sus mayores virtudes.
Scott logra trasladar estos elementos directamente a la
fibra sensible del espectador y éste no puede evitar plantearse si realmente la
humanidad podría haber sido la creación de unos dioses-extraterrestres. El
debate no hace sino abrirse cuando aparecen los créditos finales de la
película, tal y como pueden dar cuenta los foros en Internet que bullen con
innumerables preguntas sin respuesta. Como acertadamente me decía un amigo, lo
mejor de la película ocurre cuando sales de la sala del cine.
El viaje sideral de la vida
La película se inicia con una poderosa escena inicial en la
que un Ingeniero, perteneciente a la raza de extraterrestres que crea a la Humanidad , ingiere un
extraño liquido negro a los pies de un océano en un planeta que no tendría que porque ser necesariamente la Tierra. La sustancia acaba con
la vida del humanoide y altera su ADN. De esta manera, cuando éste cae al mar
inicia el ciclo de la vida en ese lugar.
La escena nos proporciona los elementos necesarios
con los que nos vamos a mover en las próximas líneas, sobre todo dos: El
Ingeniero, que asume el papel de creador de los humanos, y el líquido negro,
que es la semilla de la vida.
No cabe duda de que el realizador estadounidense bebe de
fuentes claramente identificables. Buena
parte de las premisas de las que parte Prometheus están relacionadas con teorías
que no son precisamente nuevas. La idea de que la vida pudiera tener un origen
más allá de nuestro planeta –por tanto, seríamos extraterrestres en cierto
sentido- parte de finales del siglo XIX, siendo debatida en ámbitos académicos.
La propuesta de una antigua civilización madre que diera
aliento a las que vendrían después –véase egipcios, sumerios o mayas- ya fue
desarrollada por los teóricos de la Atlántida.
En los años 70 del pasado siglo, el escritor suizo Erik von
Däniken atribuyó a esta civilización madre un origen extraterrestre y la señaló
como la autora de las pirámides de Egipto o las líneas de Nazca.
Ya en 1871, el físico alemán Hermann Ludwig von Helmholtz
habló en una lectura pública sobre la panspermia, la teoría que explica que las
primeras moléculas orgánicas o las primeras bacterias habrían venido a la Tierra desde el espacio
exterior. En una lectura pública aseguraba: “¿Quién sabe si los cometas y
meteoros no podrían haber dispersado el germen de la vida hacia un nuevo mundo
en el que se habrían dado las condiciones adecuadas para el desarrollo de seres
orgánicos? Quizás deberíamos considerar tal vida como aliada a la nuestra”.
Tal propuesta provocó una respuesta airada por parte de
colegas científicos. El también alemán Fredecirck Zollner replicó que ninguna
clase de vida sobreviviría a las extremas condiciones de calor generadas en la
superficie del meteoro en su entrada en la atmósfera. Helmholtz argumentó que
ello será posible debido a que el interior de la roca propiciaría un microclima
frío que resguardaría tales restos orgánicos como si estuvieran en una cápsula.
No deja de ser curioso. Incluso en este sentido, autores como el geólogo Jay
Melosh, de la Universidad
de Purdue, han sugerido que la atmósfera parece haber sido diseñada para la
transferencia de vida.
La teoría de la panspermia ha ido dejando poco a poco de ser
una teoría herética dentro del campo de la Ciencia para ser considerada más seriamente en
cuenta por cada vez más cantidad de científicos y con mayor número de pruebas
que la avalan.
Los máximos valedores en la actualidad de esta corriente son
el astrofísico británico Chandra Wickramansinghe, colaborador del fallecido escritor y físico Fred Hoyle.
Ambos aseguran que la vida llegó a la Tierra gracias a los
cometas. En análisis efectuados en el polvo de las colas de estos objetos se
han detectado elementos orgánicos. Para los investigadores, este hallazgo
justificaría la procedencia extraterrestre de muchas de las enfermedades que
padecemos. El propio Wickramansinghe ha asegurado que el SARS (Síndrome
Respiratorio Agudo Severo) no es de este planeta.
Ingeniería química
Si queremos ir más allá y enlazar directamente con las
premisas de las que parte Prometheus tenemos que entra en el terreno de la
especulación y hablar de la “panspermia dirigida”. Esta teoría establece que la
vida habría llegado a nuestro planeta a través de vehículos, es decir, gracias
a alguna inteligencia. La panspermia dirigida implica, por tanto, la existencia
de una intencionalidad y de unos creadores, dioses o como queramos llamarlos
(son los Ingenieros de Prometheus), con lo cual la cosa ya nos sitúa a medio
camino entre la Ciencia
y la Religión.
La teoría no ha salido de ningún guión cinematográfico ni de
ninguna novela de ciencia ficción, aunque haya sido utilizada posteriormente
hasta la saciedad en la literatura y en el cine. La propuesta fue formulada
nada menos que por Francis Crick. A Crick lo estudiábamos en la escuela por ser
el codescubridor de la estructura de ADN, un hecho sin precedentes en la historia
de la Ciencia.
En el ensayo “Directed Panspermia” (Ícarus) publicado en
1973, el biólogo molecular y su colega Leslie Orgel afirmaban lo siguiente que
los primeros microorganismos habrían sido transportados a través de distancias
interestelares y habrían fertilizado deliberadamente en el lugar al que llegaran,
mediante la tecnología de alguna civilización.
Podemos leer lo siguiente: “La nave espacial podría
transportar un gran número de microorganismos, teniendo cada uno requerimientos
nutricionales simples y muy diferentes. Por ejemplo, las algas podrían
desarrollarse en condiciones abundantes de agua y CO2. . Una carga
de 1.000 kilogramos
podría contener 1016 microorganismos”.
Además, para los autores, la panspermia dirigida permitiría
resolver “una o dos anomalías en la bioquímica de la vida en la Tierra ”. “Una de ellas es
la misteriosa dependencia de los sistemas biológicos al molibdeno. Muchos
enzimas requieren de este metal como cofactor para actuar. Sin embargo, su
existencia en la Tierra
es solo del 0.02%”. Demasiado escaso, según los Crick y Orgel.
Para los autores, la procedencia de nuestros creadores se
podría rastrear observando aquellos sistemas estelares en los que el molibdeno
es especialmente abundante.
Los agentes creadores de la vida en la Tierra habrían diseñado
nuestro ADN para adaptarlo al entorno. Esto es algo que es sugerido en el
prólogo de Prometheus en el que se observa una mutación de la cadena de ADN del
Ingeniero, después de que éste cayera al mar.
Quizás, la alteración ya se produjo en la misteriosa
sustancia negra de la película. Se trata de la semilla que es transportada de
un planeta a otro para regar la galaxia de vida. Esto se pone de manifiesto en
la escena en la que la bodega de la nave de los ingenieros está repleta de
recipientes que alojan el líquido negro (1).
Sin duda se trata de un sugerente ejercicio
intelectual que adolece de una falta total de pruebas. Para poder validar la teoría de la panspermia dirigida, debería existir algún
rastro exobiológico de los creadores. Entendemos que la huella extraterrestre de
los ingenieros de Ridley Scott debería estar presente en algún estrato de los
sedimentos marinos, en alguna medida o de alguna manera.
Para terminar, en el ensayo, Crick y Orgel proponen que la
diseminación de vida en otros planetas por parte de una civilización avanzada
podría perseguir tres posibles objetivos.
Uno, que se tratase de un experimento de astrobiología en el
que se usa el mundo como laboratorio.
Dos, que los extraterrestres tuviesen la intención de
colonizar el planeta, por lo que primero se sometería a un proceso de
terraformación.
Tres, que quisiesen diseminar el código genético para
asegurar la supervivencia de la especie, en caso de una gran catástrofe.
¿Responderá una de estas tres propuestas a las motivaciones
de los Ingenieros (otro de los grandes misterios de Prometheus)? Quizás
salgamos de dudas en la secuela, que ya está anunciada.
(1) A decir verdad,
la naturaleza de la sustancia negra constituye todo un enigma. Resulta que al
final de la película, ésta va a ser usada para acabar con la vida en la Tierra. El mismo principio que
se usa para generar la vida, también servirá para acabar con ella. ¿Una
sustancia de vida y muerte? ¿El ciclo de la vida quedaría regulado en su
totalidad por el líquido negro? ¿Se trata de una invención de los Ingenieros o
los Ingenieros también fueron engendrados de esta manera y su origen está por
tanto más allá de ellos?
Comentarios
seria asi como :
"estos la han cagado (de ahi a la violencia del ingeniero),por lo tanto debemos diseminar esta nueva vida por medio de la dichosa nave, para que comienze de nuevo un nuevo ciclo".
dejo a pensar, que, los otros extraterrestres malos tipo "alien" son los que combaten con los ingenieros (vease la escena de la cueva donde espectralmente muere el ingeniero degollado en el interior de la cueva por el portal justo al entrar, perseguido por ese "algo" que tiene la forma de alien (esos gusanos del agua y feto de la protagonista), y esos aliens serian los que nos acabarian en el planeta y evitan nueva panspermia de estos ingenieros??
saludos