El pasado 26 de julio, la psicóloga Susana Isoletta dio una charla en el Círculo de la Amistad XII de Enero, en Santa Cruz de Tenerife. El objeto de la conferencia fue la importancia de lo sagrado en los tiempos modernos.
Isoletta hizo una hábil exposición centrada en el hecho de que pese a la desacralización del mundo actual, aún existen recovecos para la espiritualidad. A diferencia de la antigüedad, cuando lo sagrado lo abarcaba todo, en el siglo XXI, queda relegada a los espacios religiosos.
Aún con todo, el ser humano constituye una "especie simbólica" y tiende a cargar objetos y lugares otorgándoles características especiales en un atávico proceso denominado hierofania. Es lo que ocurre en nuestra casa. Nuestro hogar no es sólo un lugar donde vivir, es el templo de nuestra intimidad, un recodo de nuestra personalidad que se ha impregnado de mil y una historias con el paso de los años, convirtiéndose en un sitio único. La hierofania puede explicar fenómenos como los relacionados con la Sábana santa, que sigue congregando a cientos de miles de personas cuando es expuesta, o con los amuletos que, aún hoy en día, siguen portando individuos de toda condición ya sea con la intención de aprobar unas oposiciones o de desear la mejoría de salud en un ser querido.
La figura del chamán aún tiene vigencia vigencia, en pleno siglo XXI. Algunos dicen que son los psicólgos, capaces de "leer la mente" y de entender las crípticas razones que llevan al ser humano a actuar de una determinada manera. Otros que son los modernos videntes y tarotistas quienes, valiéndose de los nuevos canales de comunicación llegan a todos los rincones, haciendo pronósticos sobre un futuro incierto que nunca dejará de inquietar al Hombre. Quien diga que estas figuras no tienen el respaldo de buena parte de la sociedad actual no sabe en qué mundo vive.
Y en medio de este discurso surge la importancia de los mitos. Un término denostado hoy en día al que la cultura moderna considera como algo opuesto a la realidad y producto, por tanto, de la ensoñación o la fantasía. El mito, al no ser mensurable por la ciencia moderna que ya todo lo abarca, adquiere el carácter de viejo cuento sin ninguna utilidad que ha quedado en la memoria de los pueblos. Algo así como una curiosa pieza de museo de la que, todo lo más, puede desprenderse alguna enseñanza o extraerse algún valor concreto para los humanistas.
Sin embargo, conceptos tan actuales como el bien y el mal, la justicia, el amor, la amistad, la religión o el arte no podrían comprenderse sin los mitos. Son elementos que no pueden reproducirse en una laboratorio para adquirir validez científica; y sin embargo, no hemos podido prescindir de ellos desde hace miles de años. La psicóloga Susana Isoletta resaltó la importancia que tienen, por ejemplo, durante la adolescencia, al establecer modelos que hacen que la personalidad se desarrolle más rápidamente.
En la vida cotidiana nos permitan tomar decisiones de manera ágil y rápida sin tener que procesar más información que la debida. Fomentan las cohesión social y el sentido de grupo.
El escritor Agustín Sánchez Vidal, nos explica la importancia de los mitos aludiendo a uno de los relatos de Jorge Luis Borges: "Borges imagina un imperio donde los cartógrafos han llegado a tal grado de perfección que el mapa de una sola provincia ocupa una ciudad, y el del imperio, toda una provincia. Pero, con el tiempo, incluso estos desmesurados planos llegan a parecer insuficientes y deciden construir uno a tamaño natural. Esta vez sí, el mapa coincide puntualmente con el Imperio. Y, en consecuencia, no sirve absolutamente para nada".
Los puntos de referencia del mapa de la realidad son los mitos, sin los cuales no podríamos interpretarla. El mundo es demasiado grande y complejo como para abarcarlo por completo, según Sánchez Vidal. De hecho todo nuestro mundo, así como el lenguaje que utilizamos para referirnos a él, es una vieja invención del ser humano."Los mitos han sido, y siguen siendo, el vínculo más eficaz para establecer todo tipo de coordenadas cartográficas, desde la finalidad del universo hasta nuestros propios destinos individuales".
Isoletta hizo una hábil exposición centrada en el hecho de que pese a la desacralización del mundo actual, aún existen recovecos para la espiritualidad. A diferencia de la antigüedad, cuando lo sagrado lo abarcaba todo, en el siglo XXI, queda relegada a los espacios religiosos.
Aún con todo, el ser humano constituye una "especie simbólica" y tiende a cargar objetos y lugares otorgándoles características especiales en un atávico proceso denominado hierofania. Es lo que ocurre en nuestra casa. Nuestro hogar no es sólo un lugar donde vivir, es el templo de nuestra intimidad, un recodo de nuestra personalidad que se ha impregnado de mil y una historias con el paso de los años, convirtiéndose en un sitio único. La hierofania puede explicar fenómenos como los relacionados con la Sábana santa, que sigue congregando a cientos de miles de personas cuando es expuesta, o con los amuletos que, aún hoy en día, siguen portando individuos de toda condición ya sea con la intención de aprobar unas oposiciones o de desear la mejoría de salud en un ser querido.
La figura del chamán aún tiene vigencia vigencia, en pleno siglo XXI. Algunos dicen que son los psicólgos, capaces de "leer la mente" y de entender las crípticas razones que llevan al ser humano a actuar de una determinada manera. Otros que son los modernos videntes y tarotistas quienes, valiéndose de los nuevos canales de comunicación llegan a todos los rincones, haciendo pronósticos sobre un futuro incierto que nunca dejará de inquietar al Hombre. Quien diga que estas figuras no tienen el respaldo de buena parte de la sociedad actual no sabe en qué mundo vive.
Y en medio de este discurso surge la importancia de los mitos. Un término denostado hoy en día al que la cultura moderna considera como algo opuesto a la realidad y producto, por tanto, de la ensoñación o la fantasía. El mito, al no ser mensurable por la ciencia moderna que ya todo lo abarca, adquiere el carácter de viejo cuento sin ninguna utilidad que ha quedado en la memoria de los pueblos. Algo así como una curiosa pieza de museo de la que, todo lo más, puede desprenderse alguna enseñanza o extraerse algún valor concreto para los humanistas.
Sin embargo, conceptos tan actuales como el bien y el mal, la justicia, el amor, la amistad, la religión o el arte no podrían comprenderse sin los mitos. Son elementos que no pueden reproducirse en una laboratorio para adquirir validez científica; y sin embargo, no hemos podido prescindir de ellos desde hace miles de años. La psicóloga Susana Isoletta resaltó la importancia que tienen, por ejemplo, durante la adolescencia, al establecer modelos que hacen que la personalidad se desarrolle más rápidamente.
En la vida cotidiana nos permitan tomar decisiones de manera ágil y rápida sin tener que procesar más información que la debida. Fomentan las cohesión social y el sentido de grupo.
El escritor Agustín Sánchez Vidal, nos explica la importancia de los mitos aludiendo a uno de los relatos de Jorge Luis Borges: "Borges imagina un imperio donde los cartógrafos han llegado a tal grado de perfección que el mapa de una sola provincia ocupa una ciudad, y el del imperio, toda una provincia. Pero, con el tiempo, incluso estos desmesurados planos llegan a parecer insuficientes y deciden construir uno a tamaño natural. Esta vez sí, el mapa coincide puntualmente con el Imperio. Y, en consecuencia, no sirve absolutamente para nada".
Los puntos de referencia del mapa de la realidad son los mitos, sin los cuales no podríamos interpretarla. El mundo es demasiado grande y complejo como para abarcarlo por completo, según Sánchez Vidal. De hecho todo nuestro mundo, así como el lenguaje que utilizamos para referirnos a él, es una vieja invención del ser humano."Los mitos han sido, y siguen siendo, el vínculo más eficaz para establecer todo tipo de coordenadas cartográficas, desde la finalidad del universo hasta nuestros propios destinos individuales".
Comentarios
he leído en tu bloc los comentarios que haces respecto de mi conferencia "magia y psicoterapia" pronunciada en julio pasado. Creo que es un tema sobre el que sería muy interesante continuar profundizando para quitar todo matiz exótico al tema de la magia y enfocarla como lo que es verdaderamente: una intensa necesidad humana de lo sagrado.
Un saludo afectuoso, continuamos en contacto,
www.susanaisoletta.com,
psicologa@susanaisoletta.com