LSD, Apocalipsis y trascendencia. Hablemos de Charles Manson.

Charles Mason, inductor de los asesinatos de Beverly Hills

Cuando el asunto de los crímenes de la secta La Familia en 1969 parecía concluido, acaban de aparecer unas grabaciones de audio que permitirían arrojar algo de luz a uno de los casos de violencia sectaria más descarnados que se recuerdan. La muerte de casi una decena de personas, entre ellas la famosa actriz Sharon Tate, a manos de cuatro de sus adeptos nunca fue lo suficientemente explicada. Ahora, el descubrimiento podría arrojar pistas sobre el móvil del crimen así como aclarar otros asesinatos no resueltos, también vinculados con el grupo liderado por el lunático Charles Manson.
El juez federal de Texas ha autorizado la entrega de este material al Departamento de Policía de Los Ángeles para que sea investigado. Son ocho horas de grabación entre uno de los acusados de los asesinatos de Beverly Hills, Charles Denton Watson, y su abogado. En el audio habría detalles sobre la perpetración de estas muertes así como de otros crímenes. Los registros estaban en manos del bufete de abogados que llevaban el caso de Watson. Con el tiempo y las apreturas económicas, el despacho acabó cerrando sus puertas, siendo cedido el material a las autoridades para su análisis y la determinación de las nuevas responsabilidades que de él se pudiesen derivar.
El interés del contenido de estas cintas es por un lado histórico, ya que podría completar el retrato de uno de los personajes más siniestros de la historia moderna, Charles Manson, elevado al estatus de mito por obra y gracia de la cultura popular. Por otro lado, desde el punto de vista periodístico, ayudaría a recomponer las piezas de lo sucedido la noche de autos y conocer con mayor profundidad los trágicos hechos.

Finalmente, y desde un ángulo jurídico, podría condicionar futuras peticiones de Manson, que actualmente cumple cadena perpetua, con vistas a obtener su libertad condicional, algo que ya le fue denegado el pasado mes de marzo.

Matanza en Cielo Drive

La noche del sábado 9 de agosto de 1969, la actriz Sharon Tate, de 26 años, esposa del afamado director de cine Roman Polansky, pasaba la velada animadamente en compañía de tres amigos en su chalet, en el número 10.050 de Cielo Drive, en Beverly Hills, California.

Susan Atkins, una de las implicadas
en los crímenes de La Familia

Charles Watson, Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Linda Kasabian, habían sido enviados hasta allí por Charles Manson, con un propósito muy concreto: desatar el Apocalipsis. Se desplazaron en una furgoneta hasta las proximidades de la residencia de Tate. Al dirigirse a pie hasta la vivienda, se cruzaron con unos de los amigos de la actriz, que en ese momento abandonaba la casa. Fue la primera víctima de la noche. Uno de los sectarios le descerrajó un tiro mortal, quedando el cuerpo tendido en el suelo.

Posteriormente, forzaron la entrada en la casa, desatando una auténtica orgía de sangre. Tate, que se encontraba embarazada, recibió hasta 16 puñaladas; moriría desangrada. Simultáneamente, se iniciaba una persecución en los jardines exteriores del chalet, en la que los seguidores de Manson terminarían dando caza a los otros dos invitados, a los que finalmente darían muerte con un cuchillo.

La misión encomendada por Manson no había concluido. Al día siguiente, la locura de La Familia ofrecería dos nuevas víctimas mortales. En Los Ángeles, el empresario Leo LaBianca y su esposa fueron maniatados en su domicilio antes de ser ejecutados a cuchilladas.

Los autores de la matanza fueron detenidos y dieron con sus huesos en la cárcel, con la excepción de Linda Kasabian, que obtuvo cierto grado de favor, a cambio de declarar contra sus compañeros. Manson no participó directamente en ninguno de los asesinatos juzgados aunque fue sentenciado a pena de muerte, en 1971, con los cargos de conspiración e inducción al asesinato. La suerte le asistió porque ese mismo año, la pena de muerte fue suprimida en California, siendo condenado finalmente a cadena perpetua.

Aún, con los asesinos en la cárcel, algunas cuestiones seguían estando en el aire: ¿Por qué eligieron la casa que compartían Sharon Tate y Roman Polansky? ¿Con qué propósito?

El profeta del ácido lisérgico

Posiblemente la demencia de Manson no le permitía discernir un móvil concreto. Quizás, todo se debiera al fruto de una trágica casualidad. Los ejecutores del crimen actuaron condicionados por los efectos del LSD, droga alucinógena que centraba gran parte de los rituales de la comuna y que propiciaba algunas de las alocadas decisiones del líder de la secta.

Algunos rumores sitúan a Manson en esa casa hasta en dos ocasiones anteriores. Probablemente ya conociera el lugar y, por razones muy particulares que solo él conoce, fue elegido como el escenario de la matanza.

Otra posible conexión nos lleva a una de las películas más polémicas de Roman Polnasky, “La semilla del diablo”. En el film se narra el regreso del Anticristo a la Tierra, encarnado en el hijo que tendrá la protagonista de la historia. Manson podría haber visto alguna similitud entre el personaje de la película y Sharon Tate. Creyéndose él mismo la encarnación de Jesucristo, esta circunstancia le habría motivado a actuar.

Pero quizás, todo lo sucedido tenga algo más que ver con una historia personal del propio Charles Manson. Desde hacía varios años, arrastraba algunas aspiraciones musicales. Grabó unas cuantas maquetas con sus composiciones y se introdujo en el ambiente de los productores musicales de Los Ángeles. Incluso, llegó a entablar relaciones con Danny Wilson, de los Beach Boys, con quien terminaría compartiendo fiestas y mujeres. Wilson alentó a Manson para que intentara grabar un disco.

Pero todas las puertas se le cerraron. Entonces, decidió fundar La Familia en San Francisco. Reclutó a una panda de jóvenes para que lo idolatraran y mitificaran. Finalmente, se erigió en un profeta y descargó sus frustraciones en un acomodado barrio de Beverly Hills, plagado de artistas millonarios.

Con los crímenes de Cielo Drive, el líder sectario pretendía prender la mecha del fin del mundo. Se desataría una guerra entre blancos y negros, ya que éstos últimos serían acusados de las muertes.

Manson creyó leer estas profecías en el “The White Album” de The Beatles, a los cuales veneraba.

Cuando la policía llegó al escenario del crimen pudo leer en la pared, escrito con sangre, la expresión “Helter Skelter”, algo así como “destrucción” o “caos”. Precisamente, se trata del título de unas de las canciones más heavys y salvajes de The Beatles.

Charles Manson fue un aspirante frustrado a estrella de rock que buscó la trascendencia a través del fanatismo sectario y la sangre. Sin duda, lo logró. Ocupó las portadas de las revistas más prestigiosas del mundo y concedió entrevistas a los medios de comunicación más seguidos. Llegó al estrellato por la puerta grande y se convirtió en un icono de la cultura popular.