Nuestro cerebro podría considerarse el mayor logro de la
naturaleza. El transcurso de millones de años nos ha proporcionado un órgano
tremendamente efectivo para llevar a cabo miles de tareas, algunas tan
elementales como no golpearnos contra la pared cuando salimos de casa o evitar
ser atropellados por un coche cuando paseamos por la calle. Sin embargo, tal
prodigio de la evolución biológica no ha logrado satisfacer algunas cuestiones
de gran alcance para conocer qué papel ocupamos en el Universo. Las limitadas
funciones del cerebro no están configuradas para contestar a preguntas como
quiénes somos, cuál es nuestro destino o qué es la muerte. A todas estas
cuestiones el cerebro responde con engaños y nos predispone a la fabricación de
mitos. La propia idea de la muerte
podría ser una mera elaboración mental; un concepto artificial, que más allá de
nuestras percepciones cotidianas no tendría ningún fundamento.
Una Teoría del
Todo
Ésta es una de las premisas de las que parte el trabajo
de Robert Lanza, Doctor en Medicina, Jefe de Unidad de Tecnología Avanzada de
la Escuela Universitaria de Medicina de Wake Forest y autor del libro
Biocentrismo: Cómo la vida y la conciencias son las claves para entender el
Universo.
Lanza asegura que la muerte, tal y como la conocemos, es
un engaño del cerebro. Esto sería debido a que la realidad es una simulación de
la conciencia, hasta tal punto que no duda en afirmar que ha sido la propia
vida la que ha creado el Universo, y no al revés.
Robert Lanza, autor de la teoría del Biocentrismo |
Nuestra mente nos ha proporcionado una visión lineal del
espacio-tiempo, dándonos por tanto una imagen bastante limitada y sesgada de la
realidad. De esta percepción lineal del mundo surge directamente nuestra idea
de la muerte, tal y como la comprendemos. Este razonamiento ha llevado a Lanza
al atrevimiento de afirmar que podría haber vida después de la muerte. "La
idea de la inmortalidad podría tener lugar en un mundo sin límites espaciales
ni temporales", considera. El autor sostiene su idea en algunos conceptos
de la Física Cuántica y en teorías cosmológicas relacionadas con la
coexistencia de muchos universos. "Cuando morimos, nuestra vida se
convierte en una flor perenne que vuelve a eclosionar en el multiverso",
asegura.
Lanza ha empleado estas ideas para elaborar un teoría del
Biocentrismo, término acuñado por el propio investigador. Ésta se basa en que
tendemos a colocar a la vida y a la Biología en el centro del Universo. La
presencia del ser humano es lo que le da sentido a todo. Nada ocurriría sino
estuviésemos ahí, en ese momento, para interpretarlo. El autor lo explica recurriendo
a un experimento con micropartículas. Imaginemos
una superficie en la que se han practicado dos hendiduras por las que van a
pasar muchas partículas. Somos capaces, utilizando instrumentos adecuados, de
determinar por qué agujero está pasando cada una de las ellas. Sin embargo,
cuando no observamos directamente el experimento, una partícula puede pasar
simultáneamente por las dos hendiduras, desafiando nuestro razonamiento lógico.
La Física Cuántica explica este proceso apelando a la dualidad onda-partícula. La presencia del observador es la que determina el comportamiento de una partícula y otorga sentido al experimento.
¿Por qué Yo? ¿Por
qué ahora?
La idea de que vivimos en una realidad simulada ha salido
los guiones de ficción llevados al cine (Mátrix, Nivel 13, Dark City, etc. ) para
ser objeto de especulaciones en el campo de la Biología, la Filosofía o la Física.
Algunos autores consideran que el Universo es una simulación informática |
Recientemente, investigadores del proyecto GEO600, un
detector de ondas gravitacionales localizado en Hanóver, Alemania, han afirmado
que han descubierto indicios de que podríamos vivir en una simulación. Los
expertos creen haber hallado las unidades de información últimas que conforman
el espacio-tiempo (algo así como ver los píxeles de una pantalla) y deducen que
la realidad observada es un holograma.
Filósofos como el británico Nick Bostrom han propuesto
directamente la existencia de unos diseñadores que han fabricado el mundo
empleando modelos matemáticos. Bostrom postula que cualquier civilización lo
suficientemente avanzada tecnológicamente intentaría hacer una reconstrucción
virtual de la realidad. Sería una consecuencia inevitable del desarrollo
técnico.
Esta presunción implica la existencia de un Dios, razón
por la cual se considera un razonamiento herético dentro del campo de la Ciencia.
Aunque no se trataría de una deidad tal y como la describen las religiones,
sino más bien una especie de arquitecto inteligente que proporciona sentido a
todo.
¿Estamos en el camino de convertirnos en creadores de mundos? |
Esta especulación permite explicar el perfecto orden que
se puede observar en el Universo, el equilibrio preciso de factores que han hecho posible la formación de estrellas y planetas y, por tanto, la aparición
en el escenario de nosotros mismos como especie. Uno de los argumentos que
suelen dar los teóricos del diseño inteligente es el hecho de que la fuerza de
la enigmática energía oscura, situada en los confines del universo observado,
es la justa y precisa. Si fuera más débil, la gravedad hubiese sido
insuficiente para formar los planetas y dar paso a la vida; y si fuese más
fuerte, el universo ya habría colapsado sobre sí mismo. En definitiva, todo
parece indicar que estamos en un mundo hecho a medida para nosotros.
Eso sí, no esperaríamos encontrar a seres extraterrestres
ya que para el Diseñador el centro de estudio sería nuestra especie.
Este razonamiento, llevado un poco más lejos, nos puede
llevar al hecho de que dentro de nuestra propia simulación, nosotros mismos
llegaremos a un punto de la historia en el que accedamos a los medios para
poder generar, a su vez, otras realidades. Un escenario que, de hecho, ya estaría
dando sus primeros pasos gracias a la aparición de internet, las redes sociales
y los juegos de simulación social.
Por otro lado, existe un proyecto científico que pretende
crear un modelo del Universo empleando una técnica conocida como Enrejado Cuántico Cromodinámico. Actualmente
está simulando pequeñas porciones del Universo pero será cuestión de tiempo que
podamos ir ampliando esa fracción. Entonces, poco a poco, sin darnos cuenta de
ello, nos iremos convirtiendo en creadores de mundos donde tengan lugar
procesos que puedan ser tan interesantes como los que ocurren en el nuestro.
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