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Que parezcan de otro mundo



El fenómeno ovni viene y va. Si hace unos años nos quejábamos de la escasez de noticias interesantes, ahora estamos pero que muy de enhorabuena porque no pasan más de unas semanas sin que nos lleguen informaciones de gran interés. Las más reveladoras, como no podía ser de otra manera, provienen de Estados Unidos, el país que vio nacer el fenómeno de los platillos volantes.
En 2017 conocíamos los detalles de un programa secreto del Pentágono para estudiar los ovnis, un proyecto que había costado unos 22 millones de dólares, lo cual dejaba a las claras que el Departamento de Defensa de Estados Unidos se tomaba bien en serio este asunto. El grupo de estudio fue desmantelado y, desde entonces, varias organizaciones privadas se han implicado en averiguar qué es lo que sabe la administración estadounidense sobre el asunto. Una de esos grupos es To the Stars Academy of Arts and Science, que tiene como cabeza visible al músico Tom DeLonge. Quizás te suene su nombre. Fue uno de los integrantes de la famosa banda de punk-rock Blink 182.
Gracias a las gestiones de DeLonge se han podido conocer algunas filmaciones que ya forman parte del patrimonio colectivo ufológico. En algunas se pueden apreciar varias escaramuzas por parte de pilotos de la Marina de Estados Unidos persiguiendo objetos que, a tenor de lo observado, no parecen de este mundo.
Uno de esos incidentes tuvo lugar en 2004, frente a las costas de California y en el contexto de unas maniobras militares en las que participaba el portaaviones USS Nimitz. Un caza de combate de la Marina emprendió una persecución, a petición de la tripulación del Nimitz, que previamente había tenido unos registros de radar que no lograba explicar.
En el vídeo, uno de varios que se han filtrado desde el Departamento de Defensa, se puede comprobar el grado de asombro de los adiestrados pilotos que no logran identificar la aeronave extraña.
Las especulaciones en torno a estas grabaciones se han sucedido desde entonces. Pero, sobre todo, llama la atención una cosa: el nivel de apertura por parte de la Armada estadounidense a la hora de dar a conocer estos incidentes. No solo eso, sino también la voluntad de recabar cualquier testimonio por parte de su personal cuando haya sido testigo de las maniobras de un ovni. ¿Y ese interés? ¿Temen alguna invasión alienígena?
La cosa se podría despachar apelando simplemente a motivos de seguridad aérea. Puede que la Marina realmente no sepa qué se está sobrevolando su territorio.  Pero también caben otras posibilidad, quizás más complejas aunque poco tengan que ver con visitas de otros mundos. Una vez más, es posible que las historias sobre platillos volantes se estén utilizando como una conveniente cortina de humo.

Tecnologías “imposibles”
Según publica el sitio web The Drive, la Secretaría de la Marina de Estados Unidos figuraría como cesionaria de una serie de patentes totalmente revolucionarias. Algunas de estas tecnologías hacen referencia a la manipulación de cargas inerciales y campos electromagnéticos. El registro de las patentes es reciente, lo cual sería indicativo de que el Ejército de Estados Unidos se halla inmerso en una carrera tecnológica, quizás por el temor a que los chinos les tomen la delantera en algún terreno.
Los registros en la Oficina de Patentes de Estados Unidos están a nombre de Salvatore Cesar Pais, un individuo del que poco se sabe por más que uno intente indagar en la red.  Se conoce que es ingeniero aeroespacial y que trabaja en la División de Aeronaves del Centro de Guerra Naval de Maryland.
Según la publicación digital, Pais estaría implicado en un proyecto alucinante: el desarrollo de una embarcación híbrida aeroespacial-subacuática. Entendemos que sería una especie de nave espacial que le permitiría desplazarse debajo del agua. ¡Este portento podría ir por el mar, el aire y el espacio exterior! Ello sería posible gracias a un sistema de propulsión electromagnética que crea un campo alrededor de la nave que le permitiría repeler las partículas del aire y del mar. Se originaría una especie de vacío alrededor de la nave. Además, según se deduce de la patente, podría ser ajeno a los efectos de la gravedad.
Ya habrás caído en la cuenta: estas características le conferirían al prototipo unas capacidades que recuerdan mucho a las evoluciones de los ovnis con los que se toparon los pilotos de las maniobras militares del Nimitz en 2004, y seguramente a otros tantos avistamientos extraños que han sido reportados a lo largo y ancho del mundo.
Esto implicaría que solo un pequeño grupo de funcionarios trabajaría en proyectos ultrasecretos, seguramente desconocidos por gran parte de la Marina, incluyendo a sus pilotos.
Entonces, si lo que han visto numerosos pilotos de la Armada son prototipos aéreos secretos de fabricación humana, ¿por qué hacerlos públicos? Según especula The Drive, quizás se intenta estimular la idea de que posiblemente se trate de aeronaves aéreas chinas en un intento por lograr que la Oficina de Patentes dé su aprobación a un proyecto que casi parece de ciencia ficción.
De ahí, posiblemente, las filtraciones interesadas de estos vídeos desde el Pentágono. En algún despacho del Departamento de Defensa se habría dado forma a una narrativa cuidadosamente elaborada.
Si echamos un vistazo a las patentes del doctor Pais (son públicas y se pueden consultar en la Oficina de Patentes de Estados Unidos) tendremos que frotarnos los ojos después de leer lo que el Centro de Guerra Naval de Maryland se trae entre manos, al margen del inverosímil vehículo híbrido ya citado. Aquí van algunos:
-          Generador de ondas gravitacionales de alta frecuencia
-          Superconductor de temperatura ambiente
-          Generador de campos de fuerzas electromagnéticas para desviar asteroides

Captura de la patente del vehículo híbrido en el que trabaja la Marina de Estados Unidos. En el centro (55) iría la tripulación, protegida por un jaula de Faraday, y el conjunto por un campo electromagnético.


El espacio exterior, nuevo escenario de conflictos
¿Tendrá todo que ver con recién creada Fuerza Espacial anunciada por Donald Trump? Un renovado esfuerzo por devolver a Estados Unidos a su supremacía en la carrera espacial supondría una fuerte inversión en Investigación y Desarrollo., y seguramente estén apostando por la vía militar. Una de las aspiraciones de la actual administración estadounidense es la conquista del espacio, como ya anunció su presidente recién estrenada su legislatura, pero una conquista literal nos tememos, es decir, con el uso de armas y tecnología militar. Es otra de las caras de esta nueva guerra fría que implica también a Rusia y Estados Unidos. Los expertos hablan de otro tipo de conflictos en los que los escenarios serán internet y el espacio.
Recientemente hemos conocido, gracias a la Ley de Libertad de Información americana (FOIA), que han trascendido nuevos documentos sobre encuentros con ovnis por parte de pilotos militares del Ejército de ese país. Los testimonios son muy significativos y pueden aportar pistas sobre la naturaleza de lo que ya conocemos como los “ovnis del Pentágono”.
Siete informes detallados involucran a aparatos Boeing F/A-18 Super Hornet en una serie de incidentes frente a las costas de Virginia y Carolina del Norte en una zona de exclusión conocida como W-72, entre los años 2013 y 2014.
Las declaraciones de los pilotos se refieren a objetos bastante pequeños, “más cerca de un avión no tripulado que de un avión tripulado”.  En el expediente se puede leer la descripción por parte de uno de los pilotos a raíz de un encuentro aéreo en noviembre de 2013: “Tenía una envergadura de unos 3 metros y era de color blanco, sin otras características distinguibles”.
Otro informe de junio de 2013 habla de un “dron o misil de color blanco”. Ninguno de los militares implicados en estos sucesos pudo identificar qué o quién estaba volando esos aparatos.  En otra declaración sobre un encuentro acaecido el 26 de marzo de 2014 se habla de “un objeto metálico de pequeño tamaño, aproximadamente del de una maleta,  y de color plateado”. Estuvo a menos de un kilómetro de distancia pero no se le pudo identificar. Sin embargo,  según podemos leer en otra entrega de The Drive sobre estos hechos, la Marina señaló que “representan una amenaza de colisión en el aire”.
Alusiones en los informes a drones, misiles…Mucho nos imaginamos que todo tiene que ver con artefactos de manufactura humana; eso sí, todo muy secreto  y misterioso. Desconocemos el alcance de esos ensayos. Los testimonios son muy elocuentes al referirse a esas maniobras imposibles. Se están aplicando técnicas que ni imaginamos en algunos proyectos. Y solo cuando pase algún tiempo, podamos rascar algo de esa superficie. A fin de cuentas, no deja de ser una vieja historia ufológica. Los ufólogos siempre han sido los primeros en detectar el rastro dejado por esos artefactos de procedencia desconocida. Hace 30 años, fueron los F-117 invisibles al radar que cruzaban Europa durante la crisis de los Balcanes y la primera guerra del Golfo. “Ovnis triangulares”, decíamos entonces.
En el fondo, la ufología sigue siendo una buena compilación de herramientas para esclarecer misterios aparentemente inescrutables. En otras ocasiones, los interrogantes, como en el caso que nos ocupa, no hacen más que multiplicarse. Intuimos que los ovnis del Pentágono poco tienen que ver con inteligencias extraterrestres y sí  mucho que ver con alguna oficina de la Armada en la que quizás se estén planificando ahora mismo las guerras del futuro.


Solicitud de la Marina a la Oficina de Patentes de Estados Unidos argumentando que "este proyecto demostrará la posibilidad de tecnología de propulsión más allá de los sistemas de combustión tradicionales, hacia un campo inducido basado en un vehículo aeroespacial que pueda ir por debajo del mar".

En la patente del vehículo híbrido no se marca la casilla que evitaría que este registro fuese público. La Marina quiere que se conozca su existencia, aunque sea de forma velada. Que todo el mundo sepa que estamos en otra guerra fría.



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