Ir al contenido principal

Richey Edwards, el rockero desaparecido que fue visto en Fuerteventura

 



El mundo del rock es una cantera de historias increíbles, a veces épicas, a veces trágicas. La desconcertante desaparición de Richey James Edwards, ex integrante de la famosa banda inglesa Manic Street Preachers, podría estar a medio camino de esas dos coordenadas. Un día, en lo mejor de su carrera, cuando la banda en la que tocaba ya estaba siendo seriamente reconocida por la crítica profesional y por el público, simplemente desapareció.

Las historias sobre desapariciones fascinan al público, porque nadie es capaz de entender que un ser humano sencillamente se desintegre sin dejar rastro. Cuando el protagonista es un famoso, la fascinación da paso al asombro porque difícilmente podría pasar desapercibido si alguien se cruzara con él. En el caso que nos ocupa, nuestro interés es mayor si cabe después de investigar su posible reaparición en la isla de Fuerteventura. Seguimos esta pista, hablamos una testigo que creyó ver al músico en Corralejo, tres años después de su desaparición, contactamos con Interpol y con la Agencia Nacional del Crimen británica. El asunto, en nuestra opinión, está lejos de cerrarse.

 

El héroe trágico

Un vistazo superficial a Edwards podría confundirnos. No estamos ante el arquetipo de artista atormentado e inadaptado. Si rascamos en su figura nos encontraremos con una psicología compleja y rica en matices. Su apariencia sofisticada, su aspecto pálido y anoréxico no debe despistarnos. La pose era parte del show. Edwards lo sabía y no renegaba de ello. Simplemente estaba bien, le hacía sentirse a gusto. Pero todo era en vano si su música, sus letras no eran auténticas. A menudo criticaba, siempre de forma exquisitamente educada, a las bandas de su generación que constantemente exaltaban las grandezas de la vieja Inglaterra. Para el músico no había nada de grandioso en aquel país. En su opinión, la sociedad inglesa vivía de las rentas, de la nostalgia, rememorando los tiempos en que eran dueños del mundo, un imperio. Edwards solo podía ver decadencia y marginalidad.

No era un discurso artificial, sus declaraciones en cualquier entrevista solían ser meditadas y mesuradas. Sus pensamientos eran expresados con tal coherencia y fluidez que ese proceso casi podría oponerse a aquella imagen de chico frágil y depresivo que manifestaba ante los medios, posiblemente de forma inconsciente. El discurso de Edwards, sus pensamientos, las letras de sus canciones, eran revolucionarias e incómodas, pero sin pretender serlo. Eran fruto de innumerables horas de lecturas: Marcel Proust, Sylvia Plath, George Orwell, Philip Larkin… También de escuchar mucha buena música y, posiblemente, de largos periodos de introspección.

Con poco talento para la música, pasó a formar parte de Manic Street Preachers, de cuyos miembros fue compañero en tiempos del instituto. Fue la gran facilidad para escribir letras atractivas lo que sedujo a la banda.

Edwards formó parte del ADN de la banda inglesa. Tenía grandes proyectos para el grupo. Quería ir un paso más allá y evolucionar hacia un sonido post punk con reminiscencia al metal salvaje de Pantera. Quien sabe lo que hubiese sido de los Manic Street Preachers si el músico no hubiese desaparecido. Más bien al contrario, en la etapa posterior a Edwards, su sonido fue más edulcorado y pop. Algo perfectamente patente en discos como This is muy truth, tell me yours, un álbum que supura una atmósfera nostálgica y melancólica. Fue el disco que cambió el estilo de Manic Street Preachers. En realidad, la desaparición de Richey James Edwards lo cambió todo.

Para muchos, no fue una gran sorpresa que sucediera. Incluso, la posibilidad del suicidio podría entrar en las coordenadas mentales del guitarrista. Alguien que tenía serios antecedentes de depresión, con ingresos en hospitales psiquiátricos, con tendencia a autolesionarse, incluso con justificaciones para hacerlo, podría haber decidido un día acabar con su vida. Sin embargo, 25 años después de ser visto saliendo de un hotel en Londres, nadie ha dado con su paradero y no existe una pista confiable que permita elaborar un historia fidedigna de lo que le pudo suceder.

Lo que sí hay son rumores, leyendas y testimonios, como no podía ser de otra manera si hablamos de una figura tan críptica y llena de claroscuros como Richey Edwards.

 

Un viaje de ida

El músico abandonó el Hotel Embassy de Londres el 1 de febrero de 1995, a las 7 de la mañana, para no volver a ser visto, aunque se pudo comprobar que posteriormente condujo hasta su apartamento en Cardiff, Gales. Dos semanas después se hallaría su vehículo aparcado en las inmediaciones de un puente que cruza el río Severn.  ¿Cruzó el río hacia un destino desconocido o decidió acabar con su vida en ese momento? A partir de ese momento todo son conjeturas. Durante los días previos no había nada que apuntara hacia una desaparición voluntaria o un suicidio. Su comportamiento parecía de lo más normal. Incluso, después de un periodo de reclusión en la clínica psiquiátrica The Priory para tratar su depresión, parecía estar más entusiasmado que nunca con el rumbo que estaba tomando las cosas en relación a los Manic Street Preachers.  Quizás, había podría llamar la atención algún detalle como el hecho de que, según The Independent, en su edición del 20 de enero de 1996, el día antes de esfumarse le regalara a una amiga suya un libro, Novela con cocaína. Su autor, al igual que Richey,  fue ingresado en una institución psiquiátrica antes de desaparecer

La familia, en cierta manera sigue aferrada a la posibilidad de que siga vivo, pese que se le ha declarado oficialmente muerto en 2008, imagino que por cuestiones legales. Sus innumerables fans también confían en un regreso del músico, como también lo espera la banda, que ha ido separando la parte correspondiente a los royalties del guitarrista, un gesto quizás más simbólico que administrativo. La desaparición del músico también fue un mazazo emocional para sus compañeros, que le homenajeaban constantemente, incluso compusieron una canción en su memoria con el título Cardiff afterlife.

Han pasado 25 años desde la última vez que se le pudo ver con vida, y como no podía ser de otra manera, y más teniendo en cuenta la naturaleza carismática de Edwards, los rumores sobre su auténtico paradero no han dejado de sucederse.

Lo que realmente nos trae al caso es la investigación de una historia que en su momento rescaté de una nota de prensa de BBC del 12 de noviembre de 1998, en la que se aseguraba que varias personas habían visto cómo Richey Edwards entraba en un bar de Fuerteventura. La nota recogía el testimonio de Tracy Jones, camarera del Underground Bar, un garito situado en una de las zonas más turísticas de Fuerteventura, al norte de la isla, y qué rápidamente podríamos describir como el típico sitio de guiris en el que se sirven generosas jarras de cerveza y se pueden seguir los partidos de la liga inglesa de fútbol. A grosso modo, el texto contaba cómo el supuesto Richey abría entrado en el local y una de las clientas lo habría reconocido. El músico al sentirte señalado habría abandonado apresuradamente el establecimiento.

Con los datos que teníamos queríamos desarrollar esta historia y ahondar en los detalles. Pudimos localizar a Tracy, la camarera del Bar Underground, y entrevistarla sobre este extraño episodio. Así empezó su relato. “Eran las 6 de la tarde. Estaba hablando con un cliente, cuando un hombre entró en el bar”. Hay que aclarar que el cliente con el que conversaba era un investigador del C.I.D. (Criminal Investigation Department) y que en ese momento solo había otro grupo de personas en el local: una mujer galesa y un niño que estaban sentados cerca de la entrada.

“El hombre entró en el bar y pidió una pinta”, prosiguió. Al preguntarle a Tracy sobre su aspecto no destacó nada en particular. Quizás que iba con un “look muy casual”, pero a fin de cuenta nada reseñable, más teniendo en cuenta el estilo desenfadado de la gente que se mueve por aquel rincón de la isla.

Al margen de pedir la cerveza, no dijo nada más y se llevó la bebida al exterior del bar. Tracy sigue su relato: “En ese momento, la mujer que estaba cerca de la puerta exclamó: ‘Es Richey Edwards`. Yo no sabía de quien se trataba. El hombre con el que estaba hablando –el investigador del C.I.D.–  me lo explicó.  La mujer volvió a gritar su nombre, y el hombre soltó su bebida y desapareció”.  Tracy, más allá de este incidente,  no puede confirmar si en realidad se trataba o no de Richey Edwards. Sin embargo, me aclaró algún dato significativo como que habría sido interrogada por Interpol. También un amigo de la familia del desaparecido se puso en contacto con la testigo. Todos querían arrancarle un sí o un no. ¿Se traba de Edwards aquel tipo que entró en el bar? La ex trabajadora del Underground me expresó su pesar por no poder aclarar esta cuestión. Sencillamente, no lo sabía. También tuvo que afrontar algunos días desagradables, según, me aclararía, al tener que soportar cierta carga de culpa por “no haber hecho algo más”, según los fans de la banda y algunos periodistas.

Con esta información, me puse en contacto con Interpol, por averiguar cuál era la postura de las autoridades ante esta misteriosa desaparición. Desde Interpol me derivaron a los investigadores locales de la Policía de Gales del Sur. También entablé contacto con las policías del condado de Gwent  y las de Avon y Sommerset. Aunque las pistas más esclarecedoras llegarían de la Unidad de Personas Desaparecidas de la National Crime Agency británica. La oficial Helen Burston me sorprendió al indicarme que la desaparición de Edwards estaba “dentro del curso de una investigación que aún sigue  abierta junto con la Policía Metropolitana”, y que “no se ha alcanzado ninguna conclusión”. Al plantearles la cuestión de por qué, en ese caso, Edwards había sido dado por muerto en 2008, la oficial me manifiesta que no puede confirmar esa información.

 

Fascinación por el exilio

Es decir, por lo menos a este nivel, no se ha cerrado el asunto como un suicidio. Rachel Edwards, la hermana de Richey, alberga la profunda esperanza de que algún día aparezca. Esta situación provocó en ella una profunda conmoción interior. Se volvió muy religiosa y empezó a trabajar para la organización de desaparecidos Missing People. Rachel estuvo detrás del proyecto de la publicación de un libro que vio la luz en 2019,Withdraw traces: Searching for the truth about Richey Manic . Contribuyó asesorando y suministrando material inédito a sus autores, Sara Hawys Roberts y Leon Noakes. Parte de ese archivo eran notas personales y escritos que parecían sugerir una fascinación por el exilio por parte de Richey. En el libro se ahonda en esta cuestión, citando ejemplos de autores leídos por el músico que eligieron la soledad a la vida en sociedad. Se menciona el caso de J.D. Sallinger, autor de El guardián entre el centeno, un personaje que podría encarnar el perfecto paradigma del ermitaño.  Además, durante la investigación para la obra, se documentaron aspectos curiosos de los antepasados de Richey que alentaban la idea de una disposición al retiro. Era el caso de Bessie, una tía abuela que pasó más de ochenta años viviendo sola, en la casa donde se crió.

Al ponerme en contacto con Leon Noakes, uno de los autores de este libro, me precisa que no me puede dar demasiados detalles sobre el destino del guitarrista. Sin embargo, apostilla: “Pero puedo ver en Canarias un destino fascinante en el que Richey podría haber pasado algún tiempo antes de desaparecer”.

La desaparición de Richey se ha convertido en un mito de la cultura popular. Una misteriosa intrahistoria de la industria de la música a la que nadie quiere renunciar, porque ello, pese a todo, ha contribuido a engrandecer la reputación de los talentosos Manic Street Preachers,  y eleva el fenómeno del rock a unos territorios inexplorados. Unos dominios en el que todo es posible: el éxtasis místico que provoca una actuación en vivo, los fetiches mágicos que veces son arquetipos humanos como Jim Morrison, a veces son poderosos objetos como una guitarra eléctrica, la iluminación que afecta al espíritu del artista, la idolatría incondicional, la comunión religiosa con el público, con la banda, y también, claro, el retiro del gurú que ya dejó su mensaje en este plano de la existencia.

Personalmente, y como fan de esa etapa de la banda, albergo cierta esperanza de un regreso de Richey. Dará cuenta de que el exilio es posible. Y en su segunda venida no habrá otro mensaje más que el testimonio de su experiencia. No adoctrinará ni hará proselitismo, aunque pudiera  hacerlo, siempre fiel a su estilo humilde, distanciado de la parte más hedonista del rock, reivindicando tu derecho a sentirte solo y diferente si es así como realmente quieres estar.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Encuentros en La Cuarta Fase

"Soy la actriz Milla Jovovich , interpreto a la doctora Abigail Tyler . Este filme es una dramatización de eventos ocurridos en octubre de 2000. Cada escena está apoyada en imágenes de archivo. Parte de lo que verán es extremadamente perturbador" . Con estas palabras daba comienzo La Cuarta Fase ( Olatunde Osunsanmi , 2009) La propia Jovovich daba carta de veracidad a los hechos que se iban a reproducir delante del espectador en la siguiente hora y media; una maniobra muy arriesgada por parte de la actriz de origen ucraniano, como ahora veremos. La Cuarta Fase recrea los sucesos que presuntamente tuvieron lugar en el pueblo de Nome, Alaska, en el año 2000. A modo de documental se narra como algunos vecinos habían sufrido inquietantes experiencias nocturnas en las que sentían la presencia de un ser no humano en su propia habitación, algo que inevitablemente terminará experimentando la propia doctora Abbey Tyler. Durante las sesiones de hipnosis a las que la psicóloga somete a

Hugo Chávez, ¿víctima de los reptilianos?

 “Nosotros no tenemos ninguna duda en este punto. Los enemigos históricos de nuestra patria buscaron el punto para dañar la salud de nuestro comandante. De momento, ya tenemos bastantes pistas sobre este tema y tendrá que ser investigado por una comisión especial a nivel científico. Ha habido otros casos en la Historia, demasiados casos, como el de Yaser Arafat”. Eran las recientes palabras del actual presidente al cargo de Venezuela, Nicolás Maduro, para referirse a una posible complot en la muerte de Hugo Chávez. El responsable político no hacía sino aumentar las tesis conspirativas que ya venían circulando en torno a la figura de Chávez, desde que enfermara de cáncer hace dos años.

7 casas encantadas en Canarias

Se trate o no de lugares realmente encantados, lo cierto es que los inmuebles que hemos seleccionado a continuación arrastran una carga importante de leyendas. Son historias que con el paso de los años he ido recogiendo, en muchas ocasiones junto a mi compañero de fatigas, el periodista Héctor Fajardo, gran especialista en este tipo de experiencias. De la mano del lector queda el valorar la veracidad de estos relatos, aunque mi criterio personal es el de pensar que generalmente detrás de una leyenda siempre hay un poso de verdad.

Los fantasmas del accidente de Los Rodeos

Se cumplen 36 años del mayor accidente aéreo de la historia y aún resuenan con fuerza los ecos de la tragedia. El 27 de marzo de 1977, tuvo lugar un encadenamiento de nefastas circunstancias que hicieron irremediable la tragedia. Ese día, el aeropuerto de Los Rodeos, en el norte de Tenerife, se vio desbordado por la cantidad de aviones que llegaban desde el aeropuerto de Gando,  en Gran Canaria, debido a un artefacto explosivo que había estallado en el interior de sus instalaciones. La situación de caos vivida en Tenerife, sumada a la densa niebla y a una acción precipitada de despegue por parte de un avión de la compañía holandesa KLM, fueron algunos de los ingredientes del desastre. El balance no pudo ser peor: 583 muertos entre los dos aviones que colisionaron.

Claves sobre Prometheus. El origen dirigido de la vida

La última película de Ridley Scott, más allá de su prodigioso despliegue visual o sus erráticos giros de guión, plantea una serie de cuestiones trascendentales que tienen que ver con la vida, la muerte o si estamos solos en el universo. En la capacidad visual y narrativa de poner estos asuntos sobre el tapete es donde reside quizás una de sus mayores virtudes. Scott logra trasladar estos elementos directamente a la fibra sensible del espectador y éste no puede evitar plantearse si realmente la humanidad podría haber sido la creación de unos dioses-extraterrestres. El debate no hace sino abrirse cuando aparecen los créditos finales de la película, tal y como pueden dar cuenta los foros en Internet que bullen con innumerables preguntas sin respuesta. Como acertadamente me decía un amigo, lo mejor de la película ocurre cuando sales de la sala del cine.