La medium Marilyn Rossner aseguró haber vaticinado el accidente de los aviones |
En 2004, Héctor Fajardo y el autor tuvimos una cita con
la médium Marilyn Rossner en el Hotel Maritim, en Puerto de la Cruz, en el
norte de Tenerife. Queríamos entrevistarla para el programa de radio que por
aquel entonces llevábamos a cabo, Crónicas del Misterio (Gente Radio). Me había
enterado de que se desplazaba a Tenerife para dar una conferencia, y no quería
perder la oportunidad de poder interrogarla en relación a su profecía sobre el
accidente del aeropuerto de Los Rodeos, un triste suceso del que en estos días
se cumplen 40 años. La forma en la que se desarrolló aquel curioso encuentro,
hace ya más de trece años, la tengo muy vívida.
En el hall del hotel nos atendió Maite Padrón, una de sus
colaboradoras y quien haría de intérprete de inglés para nosotros. Nos hizo
entrar en una sala, a la espera de que llegase Rossner. Con sus características
gafas de sol y una indumentaria muy hippie,
hizo su aparición al cabo de un cuarto de hora. Aunque de escasa estatura, la
presencia de la médium nos resultó arrolladora.
Una visión en Val
Morin
Siempre sonriente, respondió a cada una de nuestras
preguntas durante una hora. Tras abordar algunas cuestiones preliminares sobre
la capacidad para conectar con el "más allá" y la comunicación con
seres fallecidos, nos habló de su visión del accidente. Sucedió cuando estaba
en Val Morin, Canadá, dos semanas antes: “Estaba en casa y recibí las imágenes
de dos aviones colisionando. A la vez, escuchaba alto y claro ‘Tenerife,
Tenerife, Tenerife’. Esto me ocurrió cada noche, hasta el día de la catástrofe".
Por lo visto, intentó ponerse en contacto con algunas compañías aéreas pero,
según sus palabras, no pudieron atenderla.
Es muy difícil corroborar la veracidad de esta premonición,
dado que no existe, que sepamos, registro previo. Tampoco hemos podido confirmar
si, efectivamente, Rossner habló en los días previos a la catástrofe con algún
responsable de compañía aérea, aeropuerto, etc. Me inclino a pensar que
realmente presintió algo. Quizás, alguna imagen vaga de un accidente aéreo que
posteriormente, una vez conocido los detalles de la tragedia, asoció
inevitablemente con lo sucedido. Lo fácil será tacharla de tramposa, pero no
creo que haya sido así.
Héctor Fajardo y el autor, junto a Marilyn Rossner y Maite Padrón. Año 2004, en el Hotel Maritim (Puerto de la Cruz) |
Cada cierto tiempo suceden accidentes de este tipo.
Quizás no de esta envergadura, claro está. Y la posibilidad de que este
escenario tenga lugar forma parte de las pesadillas recurrentes de mucha gente.
Posiblemente, todo esté relacionado con el miedo a volar, una fobia relativamente
frecuente entre la población, lo que puede conllevar cancelaciones de última
hora en un vuelo debido a un pálpito o un mal presentimiento, quizás
simplemente porque se ha tenido una pesadilla.
Sería interesante saber si existe alguna investigación
que esclareciera el porcentaje de personas que pierde un avión por este tipo de
percepciones. Más allá de eso, la frecuencia con la que los aeropuertos y las
compañías aéreas reciben llamadas alertando de un posible accidente. Y en
última instancia, si este tipo de avisos se produce con cierta regularidad, que
apuesto a que sí, si se dispone de alguna política al respecto. Me imagino que
la cosa se limitará a no dar mucho crédito a la advertencia, salvo indicios fundados de algún problema, o
el funcionamiento de los aeropuertos sería un caos con constantes retrasos o
cancelaciones, con el consiguiente cabreo del resto del pasaje.
¿Capacidad
extrasensorial o ilusionismo?
Otra historia a
tener en cuenta, si hablamos de premoniciones, es la de Lee Fried, un
estudiante de 19 años, presuntamente dotado con capacidades extrasensoriales, que
el 21 de marzo de 1977, seis días antes del accidente aéreo, intervino en un
curioso experimento en la Universidad de Duke, con el fin de corroborar sus
presuntos poderes mentales. Debía escribir en un papel los titulares que
tendrían los periódicos de una semana después. El pronóstico se metería en un
sobre lacrado, y metido en la caja fuerte de Terry Sanford, presidente de la
Universidad, cuyo contenido custodiaría hasta el día en que se conociera su
contenido, el 29 de marzo, dos días después de la catástrofe de Los Rodeos. Esa
mañana se abrió el sobre. En la nota de su interior se pudo leer: 583 muertos en la colisión de dos 747. La
más grande catástrofe en la historia de la aviación. Ese día, el diario News and Observer abría con la siguiente
portada: 530 muertos en una colisión de
reactores a causa de la niebla. El peor desastre aéreo de la historia. La
similitud era espeluznante. La diferencia en el número de víctimas se achacó a
que en ese momento el balance de muertos era provisional. Desgraciadamente, el
número iría aumentando en las siguientes jornadas.
Lee Fried mostrando su predicción sobre el accidente. 29 de marzo de 1977. |
Años después, la veracidad de esta historia sería puesta
en cuarentena. Incluso, algunos periodistas negaron que hubiese tenido lugar.
Sin embargo, gracias a las pesquisas del investigador canario José Gregorio
González, tras una conversación con Paul Vick,
director de relaciones públicas de la universidad durante
aquellos años, se pudo saber que la experiencia fue real. Otra cosa es que
Fried hubiese empleado algún truco de ilusionismo. El personaje cogió cierta
notoriedad en Estados Unidos, después de esta historia, llegando incluso a
participar en el popular programa de Larry King haciendo gala de sus dotes
paranormales.
En una investigación llevada a cabo por James Randi, se
hace eco de las declaraciones hechas por el propio Fried en las que admitía que
era un mago, y que su predicción fue un truco de magia, no un experimento de psi. Sin embargo, esta manifestación no
fue recogida más que por algunos medios de comunicación y la experiencia de
Duke siguió navegando en un mar de incógnitas durante años.
Admirador de
Houdini
Apenas dos semanas después, el Chicago Tribune, en su edición del 12 de abril, se refería a la prueba
de Fried como un homenaje al ilusionista y escapista Harry Houdini, del que se
cumplía en aquellas fechas el 103 aniversario de su nacimiento. El joven
estudiante de Ingeniería se había confesado admirador de esta figura y, de
hecho, ya había llevado a cabo ejercicios de escapismo en alguna ocasión, empleando
cuerdas y cadenas.
El artículo, firmado por Jack Mabley, narra cómo en día
29 de abril se abrió el misterioso sobre con las predicciones ante las cámaras
de una televisión local. Todo un show. Quizás lo que precisamente buscaba
Fried.
Un portavoz de la Universidad se referiría al experimento
de la siguiente manera: "No sabemos como lo ha hecho. Como se trata de un
mago amateur, asumimos que ha sido un truco".
Una columna del Chicago Tribune habló del experimento de la Universidad de Duke el 12 de abril de 1977 |
La publicación People,
en su edición del 18 de abril, ya acerca al público un escueto perfil de Lee Fried,
al que se refiere como un mago amateur desde los 14 años, natural de Nueva
Orleans.
Es sabido que es posible alterar el contenido del sobre
en el momento en el que es recogido de la caja fuerte; un truco bien conocido
por los ilusionistas y probablemente empleado, en 2002, por un prestidigitador
español, Anthony Blake, cuando en una cadena de televisión nacional
"adivinó" el número de la lotería de Navidad de ese año. Todo sucedió de una manera muy similar al
experimento de Durham, es decir, introduciendo la predicción, días antes, en
este caso en una urna vigilada por cámaras y seguridad privada las 24 horas.
Según se pudo saber entonces, el papel podría haber estado en blanco desde el
principio. Solo posteriormente, el día en que se sacó de la caja fuerte,
empleando unos pequeños punteros en los pulgares de ambas manos se pudo grabar
el contenido del mensaje, eso sí de forma absolutamente disimulada (todo fue
televisado), y tras innumerables horas de entrenamiento, suponemos. Según una
versión más rocambolesca de la historia, fue un enano el que se coló en la
parte baja de la urna, sin ser advertido por nadie, en el momento en que era
trasladada a los estudios de Antena 3.
Sea como sea, no nos cabe duda de que este tipo de
historias han estado ligadas a cada catástrofe en la que se ha visto afectado
un gran número de personas. Seguramente, se trata de una forma de metabolizar
el drama, asumiendo en cierta manera que todo ocurrió porque en algún lugar ya
estaba escrito.
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