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Al filo del holocausto nuclear

Los científicos atómicos movieron las agujas del Reloj del fin del mundo hacia los dos minutos antes de la medianoche

Las manecillas del Reloj del fin del mundo se ha vuelto a mover. Pero por primera vez en sus 70 años de historia, lo han hecho dos veces en menos de un año, las dos veces han sido durante el mandato del Donald Trump. Otra terrible anécdota en el historial de uno de los peores presidentes que han visto los Estados Unidos de América.Ha sido precisamente Trump la causa de que los “científicos atómicos” hayan movido el minutero a solo dos minutos de la medianoche el pasado 25 de enero.

Vuelta a la Guerra Fría
Cabe recordar que el Panel de los científicos atómicos es un comité de expertos de la Universidad de Chicago, asesorados por hasta 19 premios Nobel, que, desde 1945, analiza la posibilidad de que el mundo entre en una guerra nuclear y, desde 2007, el estado de planeta en relación al cambio climático. Cuando hay cambios significativos en cualquiera de estos dos asuntos, lo advierten a través de un metafórico reloj, que siempre está al filo de la medianoche. Las doce en punto supondría el fin de la civilización tal y como la conocemos.
Ahora estamos a solo dos minutos, y quizás te preguntes si éste es el margen más estrecho que ha experimentado el reloj. La respuesta es no, la última vez fue en 1953. En aquella ocasión, la razón fue la monstruosa detonación de la primera bomba H por parte de Estados Unidos. El ensayo borró un islote del océano Pacífico. Para los científicos atómicos, 2018 supone el mismo punto de inflexión que 1953.
Las causas las achaca inequívocamente Rachel Bronson, portavoz del panel de expertos, a “la falta de templanza del Presidente de los Estados Unidos” en su discurso. Bronson, que realizó claros paralelismos entre la situación actual y la de la Guerra Fría, resaltó el abierto cruce de amenazas de las últimas semanas entre Trump y Kim Jong-un. “Estamos acostumbrados -subrayaba la portavoz- a la retórica de Kim Jong-un, pero no a que Estados Unidos responda”. “Trump ha estado muy rápido y perdido en esta crisis”, apostilla.
Expertos en relaciones internacionales han comparado la situación actual con la de los misiles de Cuba de 1962, y que estuvo a un solo paso de desembocar en un conflicto nuclear abierto. Maniobras por parte de la administración americana como el desplazamiento del portaaviones nuclear USS Carl Vinson, a comienzos de 2017, hacia aguas del sudeste asiático parecían retrotraernos a tiempos pasados.

El discurso del presidente Trump contempla el uso de armas nucleares cuando sea necesario


Líderes fanáticos
Pero 1962, las circunstancias eran otras, básicamente, los estilos de lo actores implicados, con dos líderes, Kennedy y Kruschev, racionales y orientados a la distensión nuclear. La cosa en aquella ocasión no pasó a mayores. Esta vez, las partes beligerantes emplean un discurso fanático, ramplón e infantil, casi cómico de no ser porque se trata de dos potencias nucleares las que se amenazan directamente.
El trasfondo de la retórica de Trump es la subestimación de la capacidad nuclear de Corea del Norte. Sin embargo, un reciente informe publicado por los expertos atómicos asegura que el régimen de Pynogyang tendría capacidad de instalar entre 50 y 60 cabezas nucleares en misiles, de las cuales unas 20 ya estarían listas para ser disparadas.
Por otro lado, existe en Occidente la falsa idea de que los regímenes comunistas están abocados a desaparecer. En ese sentido, el gobierno de Kim Jong-un sería una rara avis con los días contados. Pero tal y como afirma Bruce Cumings, historiador experto en el sudeste de Asia de la Universidad de Chicago, en unas impresiones recogidas en la web de los científicos del apocalíptico reloj, es poco probable que el régimen asiático vaya a sucumbir a corto plazo, y esto es porque ya hace tiempo que abandonó la doctrina marxista-leninista que formó parte del estilo de los gobiernos anteriores.
Según Cumings, "en los últimos tiempos se ha reavivado una antigua tradición confucionista que ha estado presente en la dinastía Choson por siglos (1392-1910). Esta tradicional escuela de pensamiento establece que el Estado tiene su modelo en la familia, con un líder que ejerce de padre del pueblo y su principal función es  educar y transformar a los sujetos a través de reglas morales y el ejemplo personal".  Además, añade: "Entre otras cosas, el neo-confucionismo enfatiza claramente el establecimiento de jerarquías bien definidas, una burocracia centralizada, la obediencia al Estado y la estabilidad social. Corea del Norte ha evolucionado hacia una moderna forma de monarquía que, junto con el cuarto ejército más grande el mundo, mantiene a su sistema de gobierno estable, aunque todo lo demás se desmorone".

¿Occidente subestima la capacidad militar de Corea del Norte?


Destrucción mutua asegurada
Así, parece ser que estamos ante un conflicto enquistado. No hay que olvidar que esta tensión entre Corea del Norte y Estados Unidos ya lleva 15 años de historia, desde que otro republicano, George Bush, decidiera incluir al régimen de Pyongyang en su particular eje del mal. Por lo que parece que la cosa va para rato.
Hablando sobre este asunto en el programa de radio El último peldaño (Onda Regional de Murcia), el periodista Joaquín Abenza me preguntaba si finalmente este cruce de amenazas iba a desembocar en una guerra nuclear. A lo que respondí que pensaba que no. Con toda seguridad, el conflicto se está moviendo a dos niveles. El visible, el de los titulares espectaculares de la prensa, el del show político, donde los dos actores implicados sacan músculo como si fuese un duelo entre dos machos alfa, mientras la opinión pública los jalea. El otro es más sutil y subterráneo. El que corresponde a las agencias de inteligencia y a la diplomacia. En ese subsuelo es donde cabe la posibilidad que los agentes sean racionales e inteligentes y tengan la conciencia clara de que un conflicto armado de este calibre solo podría acabar en lo que el matemático húngaro John Von Neumann denominó destrucción mutua asegurada, es decir, nadie gana.


Referencias:


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