Recientes hallazgos históricos y arquitectónicos arrojan luz sobre el papel que jugó Canarias
durante la Segunda Guerra Mundial. Más bien, deberíamos hablar de
redescubrimientos, ya que en muchas ocasiones se trata de instalaciones
militares que eran conocidas hace 70 años, aunque después han ido desapareciendo
de la memoria colectiva de los canarios.
En algunos casos, estas infraestructuras delatan la postura
real que adoptó España en relación al conflicto mundial. Lejos de representar un
rol de aparente neutralidad, el régimen de Franco cedió sus puertos a los
submarinos alemanes para labores de avituallamiento y refresco de tripulaciones.
Testigo de ello son las fotografías que muestran algunos U-boot atracados en el Puerto de la Luz, en Gran Canaria. Algunos
autores proponen que esta conexión entre los dos países fue más allá, pudiendo
existir afinidades ideológicas. Pero éste ya es otro asunto.
Una base para
submarinos
Una prueba del interés que tuvo Hitler por las islas es la presencia
de estas instalaciones destinadas a dar apoyo logístico a las milicias
alemanas. El paso del tiempo se ha
encargado de enterrarlas cayendo en el olvido, puesto que algunas eran
secretas.
Diario de Avisos publicaba, el pasado 27 de enero, un artículo referente a una base secreta, horadada en la base de la montaña
conocida como La Altura, en Santa Cruz de Tenerife. Se trata de una
infraestructura conformada por tres bóvedas de 170 metros de largo por 9 metros
de alto. Todo sugiere que su propósito habría sido el de alojar depósitos de
combustible, con una capacidad de hasta 8.000 toneladas de gasoil. De esta
manera, se abastecerían los submarinos alemanes que iban a ser designados a
Tenerife, hasta doce; submarinos que nunca llegaron. La obra se habría iniciado
a principios de los años 40, a instancias de un escrito, fechado el 10 de
diciembre de 1940, del Comandante Naval de Canarias con destino al Ministro de
Marina en el que se expresaba la necesidad de enterrar los depósitos de
combustible, tanto en Tenerife como en Gran Canaria, para protegerlos de la
aviación enemiga.
La base no llegó a entrar en servicio, posiblemente debido al
brusco giro que dio la contienda y que inclinó la balanza a favor de los
aliados. Los alemanes desistieron de seguir con cualquier aventura en tierras
españolas.
La existencia de la base de La Altura, así como los aspectos
relacionados con su función e historia, han podido ser desvelados gracias al
trabajo de los técnicos de la Autoridad Portuaria, especialistas del Ejército y
de la Universidad.
Los Rodeos, un
aeropuerto al servicio de los nazis
No menos significativo ha sido el descubrimiento divulgado
por el impenitente investigador Fernando Herráiz, del que se hizo eco Ángulo 13, y que además le valió hace un
mes el Premio de Investigación Histórica del periódico El Día. Ya hace un año,
el escritor canario nos hizo partícipe de la existencia de unas espectaculares
instalaciones militares emplazadas en la base de la montaña del Púlpito, a
apenas un kilómetro del aeropuerto de Los Rodeos.
Con Herráiz, recorrimos los 1.400 metros cuadrados de
superficie que abarca la infraestructura (*).Está construida de una forma muy
similar a la de La Altura. Tres grandes naves abovedadas en el interior de la
montaña, de 97 metros de largo, por 2,5 metros de ancho, por 2,5 metros de alto,
unidas por un pasillo principal y un largo respiradero vertical que termina en
la cúspide de la montaña, igual que en el caso de La Altura. Su estado de total
abandono no esconde toda la majestuosidad de una obra que no llegó a ser
acabada, quizás por el precipitado fin de la guerra, como el propio Herráiz
propone.
Según las tesis del investigador, las bóvedas habrían
albergado tres grandes depósitos de combustible para abastecer a los aviones
alemanes que estaban por llegar al vecino aeropuerto de Los Rodeos. Se había
planificado el arribo de hasta 50 o 60 aeronaves que nunca llegaron.
Según Herráiz, todo obedecía a una estrategia defensiva para
evitar que los ingleses se quedaran con las islas.
Los alemanes habían planificado la toma de Gibraltar a través
del territorio español. De ahí la necesaria colaboración del régimen español.
La réplica a tal maniobra fue la denominada Operación Puma, que consistía en la
invasión de Canarias por parte de los ingleses. Contemplaba el bombardeo naval
de Santa Cruz de Tenerife, el asalto al Puerto de la Luz y los bombardeos
aéreos de los aeropuertos de Gando y Los Rodeos. Con la retirada los alemanes,
Churchill guardó en un cajón su plan de invasión de las islas.
*Fotos de la base de la montaña del Púlpito:
Comentarios