“Nosotros no tenemos ninguna duda en este punto. Los enemigos históricos de nuestra patria buscaron el punto para dañar la salud de nuestro comandante. De momento, ya tenemos bastantes pistas sobre este tema y tendrá que ser investigado por una comisión especial a nivel científico. Ha habido otros casos en la Historia, demasiados casos, como el de Yaser Arafat”. Eran las recientes palabras del actual presidente al cargo de Venezuela, Nicolás Maduro, para referirse a una posible complot en la muerte de Hugo Chávez.
El responsable político no hacía sino aumentar las tesis
conspirativas que ya venían circulando en torno a la figura de Chávez, desde
que enfermara de cáncer hace dos años.
Muchas veces, estas teorías son muy bienvenidas por parte de
los propios políticos al cargo de un país. Pese a la demagogia empleada debido
a la falta de evidencias, la idea cala muy hondo entre una ciudadanía que se
siente víctima de un sistema opresivo. Al portavoz del gobierno de turno no le
hacen falta argumentos, tan solo hilar un discurso con fuertes cargas emocionales
en los que el sacrificio y la lucha por el pueblo sean elementos predominantes.
En este caso, ha habido que idealizar la figura de Chávez
hasta convertirlo en un mártir, en un redentor que dio la vida por su pueblo. De
esta forma, quedaría legitimado el poder de su sucesor, Nicolás Maduro, elegido
a dedo por el propio comandante Chávez.
En este proceso de sublimación del malogrado dirigente
venezolano, la hábil propaganda del régimen venezolano no ha desestimado ningún
recurso. Cualquier idea que viniese a confirmar la teoría de la conspiración
sería bienvenida, incluso aquellas que apuntan a los propios Illuminati o al
Nuevo Orden Mundial como responsables de la eliminación de Chávez.
Pero fue el propio comandante el que ya advirtió públicamente,
en noviembre del pasado año, de la existencia de un complot orquestado por
potencias extranjeras para quitarlo de en medio. Se preguntaba si alguien
habría desarrollado “una tecnología para inducir esta enfermedad”. Después de
recordar un experimento llevado a cabo por la CIA para enfermar a centenares de
guatemaltecos a través de a través de agentes “biológicos, químicos y
radiológicos”, apostilló: “Fidel ya me lo advirtió; Chávez, ten cuidado porque
tú te le tiras a la gente encima. Mira, cuidado, que esta gente está
desarrollando tecnologías”.
Obama, ¿un conspirador reptiliano? |
En su discurso no dudó en aportar, como pruebas de estas
operaciones secretas, las enfermedades de cáncer que afectaron a otros dirigentes
latinos como Cristina Fernández de Kirchner, Lula da Silva o Dilma Rousseff. Chávez
ya había plantado la semilla de la conspiración meses atrás. Pero, ¿existe esa tecnología
capaz de provocar un cáncer a una persona?
A priori, parece un sistema poco eficaz para asesinar a
alguien. Produce una enfermedad duradera y agónica que en poco beneficia al
conspirador, ya que a la víctima, totalmente resentida, le dará tiempo a
investigar y denunciar, si existe la mínima sospecha.
Fue el caso del espía ruso disidente Alexander Litvinenko,
que murió en 2006 en Londres, víctima de un cáncer provocado por una sobreexposición
a Polonio 210, tal y como quedó demostrado. Litvinenko no dudó en acusar desde
su lecho de muerte a Vladimir Putin. El historial de la agencia rusa de
inteligencia (SVR) en este sentido es más que notable, destacando el intento de
asesinato del ex presidente de Ucrania Víctor Yúschenko mediante una dioxina que le dejó
secuelas irreversibles en el rostro.
En el caso de Chávez se ha apuntado algo más lejos. Los
foros conspiranoicos de internet han sugerido que fuese víctima del proyecto
HAARP; ese sistema de antenas instaladas
en Alaska, presumiblemente para comprobar las propiedades de la atmósfera en
las comunicaciones a larga distancia.
Víctima del Nuevo
Orden Mundial
¿Quién habría querido deshacerse del líder venezolano? Dada su
ideología abiertamente anticapitalista, los teóricos de la conspiración han mirado
a Estados Unidos. Y más concretamente a determinados lobbys o grupos de poder. Remiten al Nuevo Orden Mundial,
sociedades secretas como la de los Illuminati o a los reptilianos, esos seres de
la nueva mitología ufológica con aspecto de lagarto y que esconden su aspecto
real dentro del cuerpo de un ser humano.
Para apuntalar estas argumentaciones, rescatan afirmaciones
del propio Chávez que, de forma velada, vendrían a confirmar la existencia de
estos reptilianos y sus hostiles intenciones. Así, en cierta ocasión, el
desaparecido dirigente llegó a afirmar que “sus enemigos, los fascistas, no son
humanos. Tienen forma humana, pero no son humanos”.
Estar en el objetivo de adversarios tan poderosos solo podía
engrandecer la figura de alguien cuya postura abiertamante antiyanqui solo
arrancaba alguna sonrisa y prácticamente ninguna reacción oficial desde la Casa
Blanca. Sin embargo, para ser tomado en serio, era necesario iniciar una nueva
guerra fría, convertirse en un nuevo paradigma de la revolución en
Latinoamérica, aunque esta beligerancia en lo político chocara frontalmente con
los intereses económicos con sus vecinos del norte. Estados Unidos es el país al
que más petróleo exporta Venezuela, con algo más de un 20% de la cuota de
mercado, y también es el país del que más productos extranjeros se importan.
Comentarios