2012 se está convirtiendo en algo más que una mera fecha. Es una etiqueta con claro carácter comercial. Bajo esta marca ya nos están llegando películas, libros y documentales que hablan del fin del mundo o, en el mejor de los casos, de una profunda transformación espiritual. El último ejemplo es el de la película "2012", del realizador norteamericano Roland Emmerich, quien ha orientado su carrera artística a mostrar, con gran despliege de medios técnicos, todo tipo de desastres. El propio Emmerich reconocía en una reciente entrevista que hace tiempo que se dio cuenta de que todo lo que tuviera que ver con el fin del mundo daba resultado. La idea le vino tras realizar "Independence Day" (1996) en la que planteaba la posibilidad de que la humanidad quedara subyugada a una hostil civilización alienígena. Después llegarían las no menos catastrofistas "Godzilla" (1996) y "El día de mañana" (2004). Ahora, Emmerich le da un giro de tuerca a la cuestión...