La polémica que han suscitado las obras llevadas a cabo en la emblemática catedral de la ciudad de La Laguna (Tenerife, Islas Canarias), han servido para poner de relieve la inmensidad del patrimonio que se oculta –literalmente– bajo el suelo y su desconocimiento, así como los entresijos administrativos a la hora de gestionar determinados descubrimientos arqueológicos. Los trabajos efectuados han dejado al descubierto, como suele ocurrir cada vez que en la ciudad del Adelantado se levanta una piedra del suelo, una serie de estructuras subterráneas con un posible valor histórico. Era algo de lo que ya teníamos constancia cuando en mayo de 2011 nos llegó una información sobre un gran volumen a menos de un metro de profundidad en otra serie de trabajos en una fachada del edificio. Esta nueva posibilidad ha hecho poner el grito en el cielo a los expertos de la Universidad de La Laguna, ante la posibilidad de que la obra siguiera su curso sin antes haber valorado la ...