En cierta manera no hay mucho que deba de sorprendernos de esta pandemia porque, en realidad, ya estábamos avisados de lo que podía suceder. El coronavirus que nos azota actualmente pertenece a la familia SARS-COV, que no es la primera vez que nos pega un susto aunque, eso sí, hasta el año 2003 era bastante desconocido para la ciencia. Lo sucedido en aquella ocasión casi resulta un calco del origen de esta pandemia, con la salvedad de que, aquella vez sí, se logró contener a tiempo y de que el grado de letalidad fue sorprendentemente mayor. Leer algo sobre aquella crisis de 2003 nos puede llevar a una extraña sensación deja vu, dada la similitud entre ambas situaciones.
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El coronavirus de la familia SARS nos saludó por primera vez en 2003 |
La OMS canta victoria Repasando la nota de prensa, firmada el 5 de julio de 2003, con la que la OMS daba fin a esta grave situación, uno no puede evitar plantearse algunas preguntas; sobre todo la de si de verdad llegamos a aprender algo de aquella crisis claramente precedente de lo que acontecería 17 años después. “El brote de SARS ha sido contenido en todo el mundo” es el titular de la nota de prensa del organismo internacional en la que venía a hacer un balance de lo que habían dado de sí 8 meses terroríficos y de los aspectos a tener en cuenta de cara al futuro. Taiwán había sido el último territorio con registro de contagios y, tras 20 días sin incidencias, la OMS hacía una declaración de victoria. “Sobre la base de los informes de vigilancia de los países, puede considerarse que se han roto en todo el mundo las cadenas humanas de transmisión del virus del SARS”, enunciaba el texto. Sin embargo, para los expertos aún quedaban en el aire muchos interrogantes. Se trataba de una nueva enfermedad que no era lo suficientemente conocida: “La OMS advierte que la persistencia de la vigilancia mundial del SRAS es crucial en un futuro previsible. El mundo no está aún exento de SARS”. Las palabras de la ex directora de la OMS, la Doctora Gro Harlem Brundtland, eran muy elocuentes al señalar como hito la contención mundial del virus aunque subrayando: “No hemos marcado el final del SARS hoy”. La nota advierte de que “el virus sigue amenazando al mundo”. Y pese que apenas habían registrado en el planeta unos 200 afectados en ese momento, era posible que se produjeran otras notificaciones en el futuro. “No es el momento de reducir la vigilancia. El mundo tiene que seguir en alerta máxima para detectar los posibles casos de SRAS», manifestaba la ex directora de la OMS. En la nota, el organismo internacional dejaba patente su convencimiento de que era mera cuestión de tiempo que el virus volviera a saltar al ser humano, “amenazando al sistema de salud pública”. “Es posible que la fuente original del brote de SARS siga en el medio ambiente y provoque otro brote en los próximos meses. Por ejemplo, puede que el virus aún circule en un reservorio animal y salte de nuevo al ser humano si se dan las condiciones adecuadas”. Esto, repito, estaba firmado en julio de 2003. En consecuencia, la OMS proponía actuar en tres vías. Por un lado, elaborar sistemas de vigilancia confiables, con pruebas de diagnóstico precoz que permitiesen identificar el coronavirus y de esa forma separar los casos de SARS de otros que manifiesten sintomatología similar. Así, se evitaría aislar a las personas con afecciones respiratorias similares, “lo que resultaría extraordinariamente caro y consumiría recursos esenciales para otras necesidades sanitarias”. En segundo lugar, investigar la posible existencia de un reservorio animal. “Sólo si se identifica la fuente original del brote y se comprende el modo en que el virus salta de la fuente original al ser humano se podrán impedir los brotes futuros”, añadía la nota. Por último, indagar en los tratamientos terapéuticos contra el SARS. Especialmente reseñables son las premonitorias declaraciones de la Doctora Bruntdland, que vienen a cerrar la nota: “El SRAS es una advertencia. Ha puesto a prueba incluso a los sistemas de salud pública más avanzados. Las protecciones han aguantado, pero por poco. Puede que la próxima vez no tengamos tanta suerte. Vemos con claridad la necesidad de reconstruir nuestras protecciones de salud pública, y ahora tenemos la ocasión de hacerlo. Serán necesarias cuando llegue el próximo brote mundial, ya sea de SARS o de otra infección nueva.”. Prosigue: “El SARS nos está enseñando muchas cosas. Ahora debemos traducir esas lecciones en acción. Puede que tengamos muy poco tiempo, y tenemos que utilizarlo sensatamente”. Lecciones no aprendidas A tenor de las claras advertencias de la OMS en 2003 solo podemos preguntarnos: ¿Qué ha fallado? ¿Por qué estamos ahora en esta situación con aquel terrible precedente de 800 muertes? ¿No se aprendió nada de aquella crisis? El organismo internacional ha seguido haciendo hincapié en la vigilancia exhaustiva de brotes de SARS durante todos estos años. En un informe previo al inicio de la pandemia titulado “Un mundo en peligro” advertía que la llegada una pandemia con consecuencias devastadoras era mera cuestión de tiempo. “"Nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante", avisaba el documento publicado en septiembre de 2019. Se invitaba a todos los gobiernos del mundo a implementar sistemas de monitorización de posibles contagios, desarrollo de simulacros, elaboración de protocolos de actuación para dar una rápida respuesta y plataformas de coordinación con otros agentes nacionales e internacionales para informar de la manera más eficiente y rápida posible. Se insistió a machamartillo hasta el último momento y, sin embargo, aquí estamos. Sería muy fácil echar la culpa a la clase política pero quizás la responsabilidad haya sido colectiva. Los políticos no hicieron nada y la sociedad tampoco demandó medidas preventivas pese a que las advertencias eran públicas. Los políticos tienden a una miopía que no les permite hacer políticas estructurales. El resto simplemente no lo vimos venir porque no pensamos que algo así llegara a ocurrir. Esas cosas solo ocurren en lugares remotos como el sudeste asiático o el centro de África, pensábamos. Pero este golpe de realidad nos ha enseñado que el mundo es más pequeño de lo que imaginábamos. Que los escenarios menos plausibles a veces se concretan en realidades. En ocasiones, las amenazas irrumpen en nuestra zona de confort como un terremoto y la sensación de irrealidad es abrumadora. Algo parecido sucedió con el 11S, ¿recuerdan? Un acontecimiento extraordinario tuvo lugar a miles de kilómetros de distancia pero su impacto fue global y cambió el mundo para siempre. Los expertos ya han asegurado que otra pandemia volverá a tener lugar tarde o temprano y que este tipo de crisis serán cada vez más frecuentes en el futuro¿Nos volverá a coger desprevenidos? ¿Predominarán los criterios políticos o científicos? Referencias: Nota de prensa de la OMS sobre brote de SARS de 2003 El supercontagiador del Hotel Metropol Informe OMS 2019
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