Y escribo "ovni" con todas las reservas porque si los testimonios obtenidos, a raíz de un extraño incidente ocurrido el 9 de julio de 1992 en el sur de Tenerife son ciertos, se confirman algún día, estaríamos más bien hablando de uno de los accidentes aéreos más misteriosos.
Aquella tarde de verano, Juan José Hernández se hallaba circulando por la autopista del sur de Tenerife cuando, antes de coger la salida para dirigirse al pueblo de Abades, observó lo que él describe como un avión volando a baja altura, practicamente a ras del mar, muy cerca de la costa. Después de acceder a una carretera secundaria, se encuentra con un joven matrimonio que mira alarmado hacia la linea de playa. Hernández detiene su vehículo y se queda petrifificado cuando al dirigir su mirada al mar, observa el mismo avión, según sus palabras, posado encima del mar, como si hubiera caído, fruto de un accidente.
Horas después se desplaza la Guardia Civil al presunto lugar del siniestro, así como numerosos medios de comunicación. Los equipos de rescate no salían de su asombro: no había ni rastro de la aeronave. Ni restos del fuselaje, ni manchas de combustible, ni restos humanos...nada. El caso se cerraría en los días siguientes, en algunos diarios, con la conclusión de que todo fue una falsa alarma.
Sin embargo, algunos investigadores civiles rescataron el asunto y obtuvieron los testimonios de hasta, al menos, cuatro grupos de personas independientes, situados en distintos puntos. Esto descartaría que todo lo ocurrido fuera una mera alucinación de Juan José Hernández y abriría las puertas a la investigación de uno de los asuntos sin resolver más complejos de la casuística canaria.
De todo ello hablé con Juanca Romero en Ángulo 13 radio. También se puede encontrar abundante información en un extenso artículo publicado en el presente número de septiembre de la revista Ángulo 13.
Aquella tarde de verano, Juan José Hernández se hallaba circulando por la autopista del sur de Tenerife cuando, antes de coger la salida para dirigirse al pueblo de Abades, observó lo que él describe como un avión volando a baja altura, practicamente a ras del mar, muy cerca de la costa. Después de acceder a una carretera secundaria, se encuentra con un joven matrimonio que mira alarmado hacia la linea de playa. Hernández detiene su vehículo y se queda petrifificado cuando al dirigir su mirada al mar, observa el mismo avión, según sus palabras, posado encima del mar, como si hubiera caído, fruto de un accidente.
Horas después se desplaza la Guardia Civil al presunto lugar del siniestro, así como numerosos medios de comunicación. Los equipos de rescate no salían de su asombro: no había ni rastro de la aeronave. Ni restos del fuselaje, ni manchas de combustible, ni restos humanos...nada. El caso se cerraría en los días siguientes, en algunos diarios, con la conclusión de que todo fue una falsa alarma.
Sin embargo, algunos investigadores civiles rescataron el asunto y obtuvieron los testimonios de hasta, al menos, cuatro grupos de personas independientes, situados en distintos puntos. Esto descartaría que todo lo ocurrido fuera una mera alucinación de Juan José Hernández y abriría las puertas a la investigación de uno de los asuntos sin resolver más complejos de la casuística canaria.
De todo ello hablé con Juanca Romero en Ángulo 13 radio. También se puede encontrar abundante información en un extenso artículo publicado en el presente número de septiembre de la revista Ángulo 13.
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