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Noosfera. El nuevo estado del mundo


Anton Vaino es el nuevo Jefe de Gabinete de Rusia, una de las figuras más próximas a Vladimir Putin. La noticia no tendría mayor relevancia de no ser por dos cuestiones. Uno, es casi imposible conocer algo de la biografía de Vaino, salvo algunos retazos en internet. Dos, Vaino habría publicado un artículo en el que anima al Kremlin a administrar la realidad mediante un misterioso dispositivo denominado nooscopio.

Con el título “Capitalizando el futuro”, y firmado por“AK Vaino” (presuntamente Anton Vaino), en 2012 apareció en la revista Economics and Laws un texto de carácter político en el que se reiteraba la idea de que Rusia debía “conquistar el contínuo espacio-tiempo”. Para ello, habría que subir un escalafón a la hora de afrontar los nuevos retos que plantea la geopolítica. Este desafío sería posible gracias al desarrollo del nooscopio. Vaino lo define como una red de escáneres del espacio-tiempo. Permiten asomarse a la conciencia colectiva y golpearla, registrar cambios en la realidad global, modificar la noosfera. Una manera de hacer visible lo invisible. La noosfera vendría a ser un símil de los míticos archivos akásicos. Un lugar ubicuo y metafísico, imaginario aunque real, en el que residen todos los arquetipos, los dioses religiosos, pero también los medios de comunicación e internet. Por tanto, alterando la noosfera se puede transformar la realidad en el sentido que mejor convenga.

Anton Vaino, el nuevo hombre fuerte del Kremlin, apuesta por reinventar la realidad

Nuevos dioses
Por loca que pueda parecer esta idea, la semilla ya estaba plantada en otras corrientes de pensamiento ruso. Una de ellas se remonta a principios del siglo XX. Se trata del cosmismo, una escuela que proclama que en el hombre se une lo humano y lo divino (en definitiva, lo físico y lo etéreo) y que ha de tomar conciencia de su personalidad cósmica.
No han faltado detractores a la literalidad de la propuesta de Vaino. Algunos, como Simon Kordonsky, profesor de Filosofía de la Escuela Superior de Economía de Moscú, “no ven ninguna ciencia en esto”. Mientras que otros creen que las palabras de Vaino son alegóricas y apuntan hacia un nuevo paradigma en la política exterior rusa. Una idea que anima a cambiar el estado de las cosas, literalmente, apoyándose en los mitos, los ultranacionalismos y las utopías. Y no parece que la cosa haya quedado solo en el papel si observamos algunos acontecimientos recientes.
Un equipo de hackers rusos habría orientado el voto en Estados Unidos, provocando la elección de Donald Trump en Estados Unidos durante las elecciones presidenciales de 2016, según informaciones de la propia CIA. A finales de ese año, la agencia estadounidense ya avisó del precedente. Rusia intentaría intervenir de igual forma en todos aquellos acontecimientos en los que tuviera algún tipo de interés.

Diagrama extraído del artículo de Vaino. El gráfico explica los fundamentos del nooscopio

Recientemente hemos sabido que detrás de la fallida maniobra de independencia de Cataluña estuvo un ejército de activistas rusos. No se trataba solo de hackers. También había trolls, es decir, personas que se fabricaban un perfil falso en internet y hacían correr noticias falsas. Al respecto, se sabe que en San Petersburgo, concretamente en el número 55 de la calle Savushkina, hay un edificio de cuatro plantas en el que trabajan cerca de un millar de trolls. Su función es la de generar mensajes falsos en redes sociales, en jornadas extenuantes de doce horas diarias, con apenas media hora para comer. Según informa El País, una maniobra de despiste clásica es que tres trolls se pelean entre sí, uno criticando a Putin, y los otros alabándolo. Una táctica desinformación muy efectiva, detrás de la que estuvo la empresa Internet Research (después del escándalo ha cambiado su nombre varias veces) y que, según se lamenta Vitaly Bespalov, uno de los redactores que participó en el proyecto, a la larga llevará a la gente a que no se crea nada. La anunciada brecha entre los hechos y las ideas ya es una realidad. La verdad cada vez importa menos. David Patrikarakos habló de las nuevas técnicas de propaganda del Kremlin en su libro War in 140 characters.


Noticias falsas y propaganda
En el caso catalán, el éxtio resultó abrumador. El estado español apenas tuvo capacidad de respuesta ante una inesperada y eficaz campaña de noticas falsas orquestada por la inteligencia rusa. Perdió claramente la batalla del ciberespacio. Las mentiras y la información tendenciosa vinieron no solo de las redes sociales, sino también de la vasta red de medios de comunicación (sobre todo canales de televisión) que controla, directa o indirectamente, el Kremlin. Algunos de estos canales ya han ocupado desde hace tiempo su nicho entre los usuarios occidentales de redes sociales. Incluso, se han colado en sus plataformas de televisión de pago.
Facebook acaba de admitir que alrededor de 126 millones de estadounidenses consumen propaganda rusa. Esto es un 38% de la población. Zuckerberg ya advirtió hace un año que alrededor de un 30% de las noticias que circulan por su red social son falsas. No han faltado voces en estos días que han tildado a Facebook de plataforma para la propaganda de Putin.
En su reciente informe sobre Seguridad Nacional, y viendo el antecedente catalán, España ha decidido incluir como riesgo, por primera vez, las noticias falsas que circulan por las redes sociales. “Las actividades de desinformación e interferencias en procesos electorales representan hoy un desafío de grandes dimensiones”, afirman los expertos que ya miran con preocupación las elecciones catalanas previstas para el próximo 21 de diciembre.

La fábrica de trolls de Putin. En el número 55 de la calle Savushkina (San Petersburgo)

En realidad, el gran campo de pruebas de Rusia fue la crisis de Ucrania, a principios de 2014. En ese momento, se pusieron en marcha todos los sutiles mecanismos del Kremlin para crear una nueva realidad. Una realidad en la que la península de Crimea fue arrancada de un país soberano como Ucrania ,mediante propaganda (al margen de un apoyo militar más o menos discreto a los separatistas prorrusos) para ser administrado por el régimen de Putin. Se creó un realidad paralela a la que se denominó República de Crimea, una ficción prefabricada por Rusia para someter a su control este territorio de alto valor estratégico. (¿Los planes de Putin para Cataluña serían los de  aumentar su área de influencia en Europa empleando las mismas praxis que en Crimea?). Las acciones sobre la noosfera empezaban a dar frutos.


Darth Vader en el Parlamento de Ucrania
Desde entonces, Ucrania y sus territorios ocupados se han convertido en un especie de País de Nunca Jamás en el que lo más inverosímil puede volverse real. Después de la anexión de Crimea por parte de la administración rusa, Putin intentó reforzar su influencia en territorio ucraniano siempre que era posible, poniendo al país al borde de una guerra civil. Tal grado de crispación generó una galería de personajes extraídos directamente de la noosfera. Uno de ellos fue el mismísimo Darth Vader. Lo invisible empezaba a hacerse visible.
A las elecciones municipales de la ciudad ucraniana de Odessa, en mayo de 2014, concurrió un singular partido: Internet Party of Ukraine. La nueva formación política tenía en su programa el acceso libre a internet de todos los ciudadanos, la supresión de toda burocracia y, aquí viene lo interesante, la “computerización” de todo el país (transformarlo en noosfera). Su líder presentaba el mismo aspecto del malvado personaje de la saga Star Wars. Sus mítines iban precedidos de la famosa música de la marcha imperial, y al estrado llegaba custodiado por soldados imperiales. En esa época, Ucrania vivió escenas verdaderamente insólitas, como el hecho de que el propio Vader ocupara un asiento en el mismísimo parlamento del país, acompañado por otros personajes como Chewbacca y Yoda. El experimento de Ucrania parecía resultar un éxito. Se había creado una realidad paralela instrumentalizando los arquetipos de la cultura popular y la filosofía internet.

El líder del Partido de Internet de Ucrania, durante un acto electoral

Durante esa época brilló con luz propia Fyodor Berezin, un escritor de ciencia ficción convencido de que la realidad es una “simulación creada por una calculadora ‘negra’”. Berezin es una ultranacionalista ruso que participó en los enfrentamientos armados por la independencia de la ciudad ucraniana de Donetsk, en 2014. Durante un breve periodo de tiempo tuvo el cargo de Viceministro de Defensa. Dice defender a Rusia de “los demonios yankies, los neofascistas y los eurogays” (Quiere salvar a la nación de la “gaymocracia”, palabras textuales). En una ocasión, afirma, fue tiroteado por un “homo fascista”, pero las balas desaparecieron antes de alcanzarle. Según Berezin, se defiende de sus enemigos usando poderes místicos. Nada de esto tendría mayor recorrido de no ser porque estas palabras proceden de uno de los hombres fuertes del Kremlin en Ucrania. Porque Berezin no solo construye realidades alternativas en sus novelas, cree que vive en ellas. “Me he encontrado a mi mismo viviendo en una realidad paralela”, llegó a decir.
En sus novelas, la URSS nunca colapsó. En su libro War 2010. The ucranian front apoya la idea de que se avecina un gran conflicto bélico entre Rusia y la OTAN. En realidad, Berezin recoge el guante de otros autores rusos en los que las fricciones entre Rusia y el resto del mundo son constantes. El escritor ruso Vladislav Surkov habla, en su novela Without Sky, de una Quinta Guerra Mundial. Según su propuesta será un “conflicto bélico no lineal”. “La guerra física será solo parte de otro proceso mayor”. Una guerra sin límites, fronteras ni fecha de comienzo. Una guerra en la que se usarán los medios de comunicación y los mitos. Será una guerra en la noosfera.


Referencias:


http://www.elmundo.es/internacional/2017/10/31/59f84fd5e5fdead57e8b4627.html

"War and Peace (simultaneosly)" (SD Tucker, Fortean Times Dic.2016)

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