El 5 de marzo de 1979, miles de canarios asistían atónitos a un extraño ocaso. Alas 8 de la noche, hacia el oeste del archipiélago una gigantesca nebulosa eléctrica se elevaba por encima del horizonte. Unos minutos más tarde, un lucero ascendía desde el mar hacia el firmamento. A su paso iba dejando una gran estela. Ésta se iba ensanchando hasta dar la sensación de formar una enorme campana de gas.
Al día la siguiente, los periódicos locales informaron del fenómeno ampliamente. “Extraño cuerpo luminoso en el cielo de Canarias” o “Ovnis: Una realidad en Canarias” eran algunos de los titulares. Sin ir más lejos, el papel de los medios de comunicación fue clave a la hora de generar debates sobre un fenómeno cuya solución estaba casi cantada desde las primeras semanas del acontecimiento.
En marzo de 2001, los investigadores Ricardo Campo y Vicente-Juan Ballester Olmos publicaron un artículo revelador en la Revista de Aeronáutica y Astronáutica: “¡Identificados! Los ovnis de Canarias fueron misiles Poseidón”. En este trabajo se desvelaba la verdadera naturaleza del “ovni” canario. Todo se trataba de una experiencia con misiles balísticos efectuada desde submarinos norteamericanos situados en el océano Atlántico. Éstos se hallaban a cientos de kilómetros de las islas Canarias, descartando cualquier posible incidencia sobre la salud de las personas.
Las pesquisas de Ballester Olmos y Campo se realizaban tomando como referencia una base de datos gestionada por Jonathan Macdowell, un doctor en Astrofísica de la Universidad de Harvard. Macdowell tiene publicada en Internet sus tablas. En ellas registra todos los lanzamientos de misiles y cohetes llevados a cabo desde mediados del siglo XX hasta nuestros días. Si observamos estos datos nos daremos cuenta que varios disparos fueron realizados desde el submarino SSBN 642 (Kamehameha) el 5 de marzo de 1979. Dos de ellos coincidirían con gran precisión con la hora a la que, según los testimonios, fueron divisados las luces extrañas. Teniendo en cuenta que, durante los 70, el Atlántico Norte constituyó un gigantesco campo de pruebas para la Marina estadounidense, el caso parecía definitivamente resuelto. Sin embargo la falta de exactitud sobre la localización geográfica del SSBN 642, el autor de los lanzamientos, podría poner en tela de juicio la teoría de los misiles. Seguramente, para cierto sector de la ufología, los ya definitivos datos aportados por los investigadores anteriormente reseñados no fueran suficiente.
Con tal motivo pude contactar en 2003 con algunos de los tripulantes del SSBN 642. Mantuve contacto con una decena de ellos, en especial, con los que estuvieron en servicio a finales de la década de los 70. A pesar de sus reticencias a hablar debido a que, según ellos mismos, todo lo relativo a estas pruebas era información clasificada, al serle mostrada las fotos obtenidas sobre el fenómeno luminoso, reconocieron que aquello se trataba sin dudarlo del lanzamiento de un misil.
Reveladoras fueron las declaraciones que obtuve de Robert Boice, un oficial encargado del control de misiles del Kamehameha, que aquella noche estuvo en aguas cercanas a Canarias, según el mismo reconocería.
Me contó una historia sorprendente en la que la tripulación creyó estar inmersa en una situación de guerra, razón por la cual dispararon 3 misiles Poseidón C-3. La experiencia estaba en el contexto de un simulacro, FOT (Fleet Operational Test) era como lo denominaba mi informante. Se trataba de crear una situación en la que se pudiera verificar la capacidad de reacción de la tripulación, en caso de conflicto real. La quema de gases de aquellos proyectiles fue lo que miles de canarios pudieron avistar aquella noche.
Recientemente, coincidiendo con su 30 aniversario, se han encargado de este caso algunos sitios:
http://mihteriohdelasiensia.blogspot.com/2009/03/treinta-anos-del-ovni-de-canarias.html
http://blogs.elcorreodigital.com/magonia/2009/3/4/30-anos-del-ovni-canarias
Al día la siguiente, los periódicos locales informaron del fenómeno ampliamente. “Extraño cuerpo luminoso en el cielo de Canarias” o “Ovnis: Una realidad en Canarias” eran algunos de los titulares. Sin ir más lejos, el papel de los medios de comunicación fue clave a la hora de generar debates sobre un fenómeno cuya solución estaba casi cantada desde las primeras semanas del acontecimiento.
En marzo de 2001, los investigadores Ricardo Campo y Vicente-Juan Ballester Olmos publicaron un artículo revelador en la Revista de Aeronáutica y Astronáutica: “¡Identificados! Los ovnis de Canarias fueron misiles Poseidón”. En este trabajo se desvelaba la verdadera naturaleza del “ovni” canario. Todo se trataba de una experiencia con misiles balísticos efectuada desde submarinos norteamericanos situados en el océano Atlántico. Éstos se hallaban a cientos de kilómetros de las islas Canarias, descartando cualquier posible incidencia sobre la salud de las personas.
Las pesquisas de Ballester Olmos y Campo se realizaban tomando como referencia una base de datos gestionada por Jonathan Macdowell, un doctor en Astrofísica de la Universidad de Harvard. Macdowell tiene publicada en Internet sus tablas. En ellas registra todos los lanzamientos de misiles y cohetes llevados a cabo desde mediados del siglo XX hasta nuestros días. Si observamos estos datos nos daremos cuenta que varios disparos fueron realizados desde el submarino SSBN 642 (Kamehameha) el 5 de marzo de 1979. Dos de ellos coincidirían con gran precisión con la hora a la que, según los testimonios, fueron divisados las luces extrañas. Teniendo en cuenta que, durante los 70, el Atlántico Norte constituyó un gigantesco campo de pruebas para la Marina estadounidense, el caso parecía definitivamente resuelto. Sin embargo la falta de exactitud sobre la localización geográfica del SSBN 642, el autor de los lanzamientos, podría poner en tela de juicio la teoría de los misiles. Seguramente, para cierto sector de la ufología, los ya definitivos datos aportados por los investigadores anteriormente reseñados no fueran suficiente.
Con tal motivo pude contactar en 2003 con algunos de los tripulantes del SSBN 642. Mantuve contacto con una decena de ellos, en especial, con los que estuvieron en servicio a finales de la década de los 70. A pesar de sus reticencias a hablar debido a que, según ellos mismos, todo lo relativo a estas pruebas era información clasificada, al serle mostrada las fotos obtenidas sobre el fenómeno luminoso, reconocieron que aquello se trataba sin dudarlo del lanzamiento de un misil.
Reveladoras fueron las declaraciones que obtuve de Robert Boice, un oficial encargado del control de misiles del Kamehameha, que aquella noche estuvo en aguas cercanas a Canarias, según el mismo reconocería.
Me contó una historia sorprendente en la que la tripulación creyó estar inmersa en una situación de guerra, razón por la cual dispararon 3 misiles Poseidón C-3. La experiencia estaba en el contexto de un simulacro, FOT (Fleet Operational Test) era como lo denominaba mi informante. Se trataba de crear una situación en la que se pudiera verificar la capacidad de reacción de la tripulación, en caso de conflicto real. La quema de gases de aquellos proyectiles fue lo que miles de canarios pudieron avistar aquella noche.
Recientemente, coincidiendo con su 30 aniversario, se han encargado de este caso algunos sitios:
http://mihteriohdelasiensia.blogspot.com/2009/03/treinta-anos-del-ovni-de-canarias.html
http://blogs.elcorreodigital.com/magonia/2009/3/4/30-anos-del-ovni-canarias
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