Un asunto que despierta tantos tantas incertidumbres y temores como es el de la pandémia de gripe A tenía que ser pasto de los conspiracioniostas tarde o temprano. Ya lo estaba siendo en los primeros días después del estallido de la epidemia, a finales de abril. En ese momento, numerosos foros de internet se hicieron eco de la estupefacción que se estaba viviendo ante la inminencia de una crisis sanitaria sin precedentes. Fruto de ese estado de shock global, las teorías más disparatadas se hicieron un hueco en las redes sociales, en un intento desesperado por entender/asimilar lo que estaba ocurriendo. De este asunto concreto me ocuparé en un próximo post.
Ahora me quiero centrar en un video que está haciendo estragos en la red. En Youtube ha registrado, en el momento en el que redacto estas líneas más de 1.700.000 visitas. Se titula "Operación Pandemia" y es de un individuo que se hace llamar Julian Alterini.
A pesar de ser uno de los fenómenos del momento en internet, las ideas que recoge no son nuevas y a los que siguen los asuntos relacionados con las conspiraciones ya les sonará, de manera casi calcada, a otros artículos colgados igualmente en la red, sobre todo en blogs dados a la conspiranoia. Quizás el éxito del video de Alterini radique en que la cosa está contada de manera facilona, divertida y bien montada (todo hay que decirlo) aunque de fondo no deja de esconder un mensaje totalmente demagógico, sensacionalista y con fuertes cargas ideológicas que ponen a su autor en el punto de mira.
La premisa de la que parte "Operación Pandemia" es la siguiente: "¿A que viene tanto jaleo con la Gripe A? Relamente no está muriendo tanta gente ¿No será realmente un motivo para que las perversas empresas farmaceúticas se forren?".
Alterini carga su metralla contra la multinacional de turno; en este caso le toca el turno a Gilead Science Inc., una empresa biofarmaceútica que cometió el "delito" de adquirir en 2005 20 millones de dosis de antiviral Tamiflu para prevenir a los ciudadanos estadounidenses de una futura pandemia de gripe. En aquel momento se consideraba que el peligro podría provenir del subtipo aviar H5N1, más relacionado con ciertas aves acuáticas, en vez del H1N1 de la crisis actual.
Pues bien, según el autor del video, aquella operación fue el pretexto para enriquecer a algunos personajes, entre ellos al ex Secretario de Defensa Donald Rumsfeld (sí, otra vez Rumsfeld, a los
conspiranoicos les encanta) que habría estado en la dirección de Gilead. Así, la multinacional recibiría fondos del gobierno para administrar el Tamiflu y Roche, la fabricante del antiviral, haría su "business" vendiendo su producto estrella (no sólo a Estados Unidos sino al resto del mundo). Pero, claro, para que todo fuera creible hacia falta una amenaza que justificara semejante inversion en medicamentos. Así, segun Alterini, alguien se invento el cuento de la pandemia porcina; para dar salida aquel inmenso stock de Tamiflu después de haber dado el pelotazo del siglo. En el video se culpabiliza de esta crisis, aunque sea de forma velada, a la industria farmaceútica y a la administración Bush.
En "Operación Pandemia" se minimiza el problema de la gripe A, argumentando que el número de muertos no es para tanto y culpando a los medios de crear un estado de psicosis social.
Para Julian Alterini los miles de muertos que ya debe sumar la actual crisis (y los que están por llegar durante el próximo invierno) en todos los puntos del planeta no deben ser suficientes. Precisamente, es gracias a al acopio de retrovirales por parte de los países, a raíz de un anuncio de la ONU en 2005, que ya anunciaba millones de víctimas ante una próxima pandemia de gripe aviar, que se ha podido reaccionar ante la primera embestida de este nuevo tipo de virus de la gripe. Las autoridades sanitarias del mundo ya estaban preparadas y la Organizaciñon Mundial de la Salud ha actuado con antelación dando los pasos adecuados. No había que esperar a que hubiera más muertos.
El argumento de que "no es para tanto, la gripe común también provoca miles de fallecimientos cada año" no es suficente para no tomar medidas concretas. Esta no deja de ser una nueva enfermedad de la que, como ya ha apuntando algún microbiólogo, lo único que se conoce a ciencia cierta es que no se sabe cómo se va a comportar en el futuro.
La memoria del ser humano es frágil y olvida facilmente. En el recuerdo ya no están las pandemias anteriores; la de 1918 con sus 40 millones de muertos, la del 57 con 2 millones y la del 68 con 1 millón. En esta ocasión el subtipo genético del virus el H1N1, el mismo de la crisis del 18. Se trata de un viejo conocido del hombre que debe provocar toda las cautelas posibles.
En "Operación Pandemia" también se dice, a modo de crítica, que hay otras enfermedades más propias de países pobres, como la malaria, que provocan millones de muertes al año y los medios de comunicación no se ocupan de ello tanto como lo hacen con la actualgripe A. Lógico dada la dinámica de los medios que ofrecen información próxima al ciudadano de turno. Si mañana se produce un brote de ébola en Tanzania, el interés que pueda despertar en un ciudadano sueco esta información logicamente será relativo. Ello no quita que las autoridades competentes actúen con toda la contundencia y celeridad posible para evitar una sangría en ese país.
Finalmente se acusa a Roche de subir su cotización en bolsa a costa de esta tragedia. Un argumento absolutamente peregrino. Es como si acusásemos a las empresas funerarias de forrarse a costa de que se muere la gente.
Como ya he apuntado, las ideas recogidas en este video no son nuevas. En otro artículo que se ocupa exactamente de este asunto se apunta sin sonrojo alguno que posiblemente "los virus sean producidos por quienes hacen los medicamentos o por los gobiernos". En el citado texto se puede leer que el motivo por el que hay que gastar todo el Tamiflu es que, dado (según su autor) que éste tiene una duración de 4 años y se adquirió en 2005, hay darle salida "ya que está a punto de caducar". En fin...
Es más fácil admitir que el origen de la pandemia está en la propia naturaleza cambiante y caprichosa de un virus que adjudicarle un origen oscuro y maquiavélico que nos obligaría a elaborar una larga y complicada historia para sustentar la conspiración.
En cualquier caso no deja de ser inevitable que una trama así haya encontrado su espacio en internet. Tiene todos los ingredientes: un problema de alcance mundial, multinacionales millonarias (armamentísticas o farmacéuticas, las más odiadas) y un político neoconservador que cae mal.
Ya ocurrió con los atentados del 11-S. En aquella ocasión el conspirador de turno volvió a ser Rumsfeld y sus conexiones con el Grupo Carlyle, vinculado a la actividad armamentística. Vamos, que todo lo acontecido fue alentado desde las propias filas del gobierno Bush para crear un escenario de guerra mundial y vender armas a saco.
Una cuestión que no debemos de perder de vista con este tipo de historias es quien está detrás de ellas. En ocasiones, ciertamente, se trata de autores con ganas de escribir best-sellers, pero en otras las intenciones no son nada inocentes y se esconden grupos antisistema, anticapitalistas e, incluso, antisemitas.
Conspiraciones las ha habido y siempre las habrá pero ello no quiere decir que no tengamos que guardar cierta cordura y capacidad de análisis. Y sobre todo ante afirmaciones extraordinarias, debemos exigir pruebas extraordinarias. Tengamos algo criterio sobre toda la información que nos llega y aprendamos a dudar también de las versiones no oficiales.
Ahora me quiero centrar en un video que está haciendo estragos en la red. En Youtube ha registrado, en el momento en el que redacto estas líneas más de 1.700.000 visitas. Se titula "Operación Pandemia" y es de un individuo que se hace llamar Julian Alterini.
A pesar de ser uno de los fenómenos del momento en internet, las ideas que recoge no son nuevas y a los que siguen los asuntos relacionados con las conspiraciones ya les sonará, de manera casi calcada, a otros artículos colgados igualmente en la red, sobre todo en blogs dados a la conspiranoia. Quizás el éxito del video de Alterini radique en que la cosa está contada de manera facilona, divertida y bien montada (todo hay que decirlo) aunque de fondo no deja de esconder un mensaje totalmente demagógico, sensacionalista y con fuertes cargas ideológicas que ponen a su autor en el punto de mira.
La premisa de la que parte "Operación Pandemia" es la siguiente: "¿A que viene tanto jaleo con la Gripe A? Relamente no está muriendo tanta gente ¿No será realmente un motivo para que las perversas empresas farmaceúticas se forren?".
Alterini carga su metralla contra la multinacional de turno; en este caso le toca el turno a Gilead Science Inc., una empresa biofarmaceútica que cometió el "delito" de adquirir en 2005 20 millones de dosis de antiviral Tamiflu para prevenir a los ciudadanos estadounidenses de una futura pandemia de gripe. En aquel momento se consideraba que el peligro podría provenir del subtipo aviar H5N1, más relacionado con ciertas aves acuáticas, en vez del H1N1 de la crisis actual.
Pues bien, según el autor del video, aquella operación fue el pretexto para enriquecer a algunos personajes, entre ellos al ex Secretario de Defensa Donald Rumsfeld (sí, otra vez Rumsfeld, a los
conspiranoicos les encanta) que habría estado en la dirección de Gilead. Así, la multinacional recibiría fondos del gobierno para administrar el Tamiflu y Roche, la fabricante del antiviral, haría su "business" vendiendo su producto estrella (no sólo a Estados Unidos sino al resto del mundo). Pero, claro, para que todo fuera creible hacia falta una amenaza que justificara semejante inversion en medicamentos. Así, segun Alterini, alguien se invento el cuento de la pandemia porcina; para dar salida aquel inmenso stock de Tamiflu después de haber dado el pelotazo del siglo. En el video se culpabiliza de esta crisis, aunque sea de forma velada, a la industria farmaceútica y a la administración Bush.
En "Operación Pandemia" se minimiza el problema de la gripe A, argumentando que el número de muertos no es para tanto y culpando a los medios de crear un estado de psicosis social.
Para Julian Alterini los miles de muertos que ya debe sumar la actual crisis (y los que están por llegar durante el próximo invierno) en todos los puntos del planeta no deben ser suficientes. Precisamente, es gracias a al acopio de retrovirales por parte de los países, a raíz de un anuncio de la ONU en 2005, que ya anunciaba millones de víctimas ante una próxima pandemia de gripe aviar, que se ha podido reaccionar ante la primera embestida de este nuevo tipo de virus de la gripe. Las autoridades sanitarias del mundo ya estaban preparadas y la Organizaciñon Mundial de la Salud ha actuado con antelación dando los pasos adecuados. No había que esperar a que hubiera más muertos.
El argumento de que "no es para tanto, la gripe común también provoca miles de fallecimientos cada año" no es suficente para no tomar medidas concretas. Esta no deja de ser una nueva enfermedad de la que, como ya ha apuntando algún microbiólogo, lo único que se conoce a ciencia cierta es que no se sabe cómo se va a comportar en el futuro.
La memoria del ser humano es frágil y olvida facilmente. En el recuerdo ya no están las pandemias anteriores; la de 1918 con sus 40 millones de muertos, la del 57 con 2 millones y la del 68 con 1 millón. En esta ocasión el subtipo genético del virus el H1N1, el mismo de la crisis del 18. Se trata de un viejo conocido del hombre que debe provocar toda las cautelas posibles.
En "Operación Pandemia" también se dice, a modo de crítica, que hay otras enfermedades más propias de países pobres, como la malaria, que provocan millones de muertes al año y los medios de comunicación no se ocupan de ello tanto como lo hacen con la actualgripe A. Lógico dada la dinámica de los medios que ofrecen información próxima al ciudadano de turno. Si mañana se produce un brote de ébola en Tanzania, el interés que pueda despertar en un ciudadano sueco esta información logicamente será relativo. Ello no quita que las autoridades competentes actúen con toda la contundencia y celeridad posible para evitar una sangría en ese país.
Finalmente se acusa a Roche de subir su cotización en bolsa a costa de esta tragedia. Un argumento absolutamente peregrino. Es como si acusásemos a las empresas funerarias de forrarse a costa de que se muere la gente.
Como ya he apuntado, las ideas recogidas en este video no son nuevas. En otro artículo que se ocupa exactamente de este asunto se apunta sin sonrojo alguno que posiblemente "los virus sean producidos por quienes hacen los medicamentos o por los gobiernos". En el citado texto se puede leer que el motivo por el que hay que gastar todo el Tamiflu es que, dado (según su autor) que éste tiene una duración de 4 años y se adquirió en 2005, hay darle salida "ya que está a punto de caducar". En fin...
Es más fácil admitir que el origen de la pandemia está en la propia naturaleza cambiante y caprichosa de un virus que adjudicarle un origen oscuro y maquiavélico que nos obligaría a elaborar una larga y complicada historia para sustentar la conspiración.
En cualquier caso no deja de ser inevitable que una trama así haya encontrado su espacio en internet. Tiene todos los ingredientes: un problema de alcance mundial, multinacionales millonarias (armamentísticas o farmacéuticas, las más odiadas) y un político neoconservador que cae mal.
Ya ocurrió con los atentados del 11-S. En aquella ocasión el conspirador de turno volvió a ser Rumsfeld y sus conexiones con el Grupo Carlyle, vinculado a la actividad armamentística. Vamos, que todo lo acontecido fue alentado desde las propias filas del gobierno Bush para crear un escenario de guerra mundial y vender armas a saco.
Una cuestión que no debemos de perder de vista con este tipo de historias es quien está detrás de ellas. En ocasiones, ciertamente, se trata de autores con ganas de escribir best-sellers, pero en otras las intenciones no son nada inocentes y se esconden grupos antisistema, anticapitalistas e, incluso, antisemitas.
Conspiraciones las ha habido y siempre las habrá pero ello no quiere decir que no tengamos que guardar cierta cordura y capacidad de análisis. Y sobre todo ante afirmaciones extraordinarias, debemos exigir pruebas extraordinarias. Tengamos algo criterio sobre toda la información que nos llega y aprendamos a dudar también de las versiones no oficiales.
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