Siguiendo con la corriente iniciada hace algunos años por países como Francia o Inglaterra, ahora es Nueva Zelanda la que abre las puertas de su Archivo Nacional para mostrar al público sus informes sobre ovnis. Este proceso de desclasificación de información anteriormente considerada secreta vuelve a reafirmar, más si cabe, el interés que, en su momento, tuvieron los gobiernos de prácticamente todo el mundo por el enigma de los objetos voladores no identificados.
El volumen supera las 2.200 páginas de información y hace referencia a avistamientos que abarcan el periodo 1952 -2009; entre ellos, el referente al emblemático caso de las luces de Kaikoura, un suceso que tuvo lugar en la costa este del país en diciembre de 1978, cuando varias luces anómalas fueron observadas y filmadas desde un avión y desde tierra.
Se trata de un expediente interesantísimo para los ufólgos dado que, aparte de que el fenómeno pudo ser videograbado por un equipo de televisión, los testimonios se dieron desde zonas muy distantes entre sí.
Portavoces de la fuerza aérea neozelandesa se han apresurado a advertir que en ningún momento se trata de investigaciones llevadas a cabo por los militares, sino una mera recopilación de opiniones del ámbito civil y militar, así como recortes de prensa, de revistas, correspondencia con organizaciones civiles dedicadas a la ufología, etc...Fuere como fuere, el material denota un claro interés -y preocupación- por todo este asunto por parte de las autoridades, desde el momento en que, como ha ocurrido con otros procesos similares, hay registros de intrusiones desconocidas en el espacio aéreo, convirtiéndose en ese momento en una cuestión relacionada con la seguridad nacional.
Los primeros informes que hemos podido conocer no son tan espectaculares como pudiera parecer, lo que provocará posiblemente la decepción de quienes esperen encontrar de entrada grandes casos relativos a encuentros cercanos o abducciones alienígenas. Sin embargo, desde el punto de vista histórico, para los ufólogos, estos primeros casos cuentan con el valor añadido de ser "vírgenes", es decir, se hallan lejos de la contaminación cultural que sobrevendría en las décadas posteriores y que enmarañarían el fenómeno en una dinámica en la que ya será casi imposible separar la realidad del mito.
Pese a todo, los avistamientos que dan inicio al volumen, ya se hallaban inmersos en la incipiente moda de los "platillos volantes", iniciada tan sólo unos años en Estados Unidos con la experiencia del piloto Kenneth Arnold en el monte Rainier en 1947, y que sería exportada de forma inevitable al resto del planeta.
Entre los primeras observaciones que hemos podido revisar, se halla el expediente con fecha de entrada del 17 de diciembre de 1955. Se trata de una observación que fue remitida a la Fuerza Aérea.
Tuvo lugar una noche en Auckland, cuando dos mujeres viajaban en coche desde Park Avenue. Ambas vieron una luz muy brillante, moviéndose en dirección norte. Según la carta enviada a la autoridad militar "se movía con gran velocidad" y "era más grande que una luz normal" (en referencia a las estrellas del firmamento que se podían observar en ese momento). Además, "tenía un color verde diferente".Las testigos insisten en descartar que se tratara de una estrella.
En otra misiva enviada por un ciudadano al aeropuerto de Christchurch, y que fue reenviada a la oficina de Aviación Civil, se habla de una observación que tuvo lugar desde una emisora de radio ubicada en la citada ciudad y que, a juzgar por el tono de la carta, dejó bastante perplejo al testigo.
Según cuenta el observador, el 9 de noviembre de 1952, a las 8 y veinte de la tarde, una luz muy brillante atravesó el cielo de la ciudad. Se desplazaba en dirección noreste-sureste. "Lo pude ver durante 5 segundos, hasta que quedó oculto tras un edificio contiguo. La distancia recorrida pudo ser equivalente a un ángulo de unos 30º. El ángulo de altitud sería de unos 15º manteniéndose, en todo momento, paralelo al horizonte. Pensaba en un momento que podría ser un meteoro, aunque estoy convencido de que no" se lee en el informe. El testigo, para descartar esta opción, argumenta que el objeto "tenía una forma claramente definida". "Era más que una mera fuente de luz. Estaba enteramente iluminado con una luz blanca. No era un avión".
La carta es respondida con otra por parte del director de Aviación Civil que resalta el interés que tenían las autoridades por un fenómeno que en aquellos momentos resultaba desconcertante:
"Gracias por su interesante carte del 17 de noviembre referente a las misteriosas luces observadas en noviembre de 1952.
Tenemos informes de varias partes de Nueva Zelanda sobre objetos y luces inexplicables observados generalmente por la noche, que están siendo examinados por la autoridad central. Me he tomado la libertad de enviar esta carta a dicha autoridad".
Sobre este asunto estuvimos hablando en el programa de radio Ángulo 13, que dirige y presenta Juanca Romero.
La web Mystery Planet pone a disposición de los internautas un enlace para poder descargar los informes en un archivo comprimido.
El volumen supera las 2.200 páginas de información y hace referencia a avistamientos que abarcan el periodo 1952 -2009; entre ellos, el referente al emblemático caso de las luces de Kaikoura, un suceso que tuvo lugar en la costa este del país en diciembre de 1978, cuando varias luces anómalas fueron observadas y filmadas desde un avión y desde tierra.
Se trata de un expediente interesantísimo para los ufólgos dado que, aparte de que el fenómeno pudo ser videograbado por un equipo de televisión, los testimonios se dieron desde zonas muy distantes entre sí.
Portavoces de la fuerza aérea neozelandesa se han apresurado a advertir que en ningún momento se trata de investigaciones llevadas a cabo por los militares, sino una mera recopilación de opiniones del ámbito civil y militar, así como recortes de prensa, de revistas, correspondencia con organizaciones civiles dedicadas a la ufología, etc...Fuere como fuere, el material denota un claro interés -y preocupación- por todo este asunto por parte de las autoridades, desde el momento en que, como ha ocurrido con otros procesos similares, hay registros de intrusiones desconocidas en el espacio aéreo, convirtiéndose en ese momento en una cuestión relacionada con la seguridad nacional.
Los primeros informes que hemos podido conocer no son tan espectaculares como pudiera parecer, lo que provocará posiblemente la decepción de quienes esperen encontrar de entrada grandes casos relativos a encuentros cercanos o abducciones alienígenas. Sin embargo, desde el punto de vista histórico, para los ufólogos, estos primeros casos cuentan con el valor añadido de ser "vírgenes", es decir, se hallan lejos de la contaminación cultural que sobrevendría en las décadas posteriores y que enmarañarían el fenómeno en una dinámica en la que ya será casi imposible separar la realidad del mito.
Pese a todo, los avistamientos que dan inicio al volumen, ya se hallaban inmersos en la incipiente moda de los "platillos volantes", iniciada tan sólo unos años en Estados Unidos con la experiencia del piloto Kenneth Arnold en el monte Rainier en 1947, y que sería exportada de forma inevitable al resto del planeta.
Entre los primeras observaciones que hemos podido revisar, se halla el expediente con fecha de entrada del 17 de diciembre de 1955. Se trata de una observación que fue remitida a la Fuerza Aérea.
Tuvo lugar una noche en Auckland, cuando dos mujeres viajaban en coche desde Park Avenue. Ambas vieron una luz muy brillante, moviéndose en dirección norte. Según la carta enviada a la autoridad militar "se movía con gran velocidad" y "era más grande que una luz normal" (en referencia a las estrellas del firmamento que se podían observar en ese momento). Además, "tenía un color verde diferente".Las testigos insisten en descartar que se tratara de una estrella.
En otra misiva enviada por un ciudadano al aeropuerto de Christchurch, y que fue reenviada a la oficina de Aviación Civil, se habla de una observación que tuvo lugar desde una emisora de radio ubicada en la citada ciudad y que, a juzgar por el tono de la carta, dejó bastante perplejo al testigo.
Según cuenta el observador, el 9 de noviembre de 1952, a las 8 y veinte de la tarde, una luz muy brillante atravesó el cielo de la ciudad. Se desplazaba en dirección noreste-sureste. "Lo pude ver durante 5 segundos, hasta que quedó oculto tras un edificio contiguo. La distancia recorrida pudo ser equivalente a un ángulo de unos 30º. El ángulo de altitud sería de unos 15º manteniéndose, en todo momento, paralelo al horizonte. Pensaba en un momento que podría ser un meteoro, aunque estoy convencido de que no" se lee en el informe. El testigo, para descartar esta opción, argumenta que el objeto "tenía una forma claramente definida". "Era más que una mera fuente de luz. Estaba enteramente iluminado con una luz blanca. No era un avión".
La carta es respondida con otra por parte del director de Aviación Civil que resalta el interés que tenían las autoridades por un fenómeno que en aquellos momentos resultaba desconcertante:
"Gracias por su interesante carte del 17 de noviembre referente a las misteriosas luces observadas en noviembre de 1952.
Tenemos informes de varias partes de Nueva Zelanda sobre objetos y luces inexplicables observados generalmente por la noche, que están siendo examinados por la autoridad central. Me he tomado la libertad de enviar esta carta a dicha autoridad".
Sobre este asunto estuvimos hablando en el programa de radio Ángulo 13, que dirige y presenta Juanca Romero.
La web Mystery Planet pone a disposición de los internautas un enlace para poder descargar los informes en un archivo comprimido.
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