Cuando aún colean los ecos del desastre humanitario, medioambiental y económico sufrido por Japón, hemos podido advertir como nuestro volcán Cumbre Vieja, un antiguo conocido de los amantes de los desastres, vuelve a la palestra. Me llamó la atención comprobar como, días después del fatídico 11 de marzo, en los resultados de búsqueda de Google para “Cumbre Vieja” había muchas referencias actuales, como si el volcán de la Palma fuera la próxima pieza en el puzzle del Apocalipsis, y además, en páginas inglesas o alemanas; casi más que en castellano. Y es que después de la emisión de un polémico documental de la BBC en el año 2000, en el que se recreaba la llegada de gigantescas olas a Nueva York como consecuencia del desmoronamiento del volcán hacia el mar, la isla de La Palma fue lanzada definitivamente al estrellato, aunque no fuera precisamente para bien.
Entre los blogs y páginas que se refieren a este asunto, asombra descubrir que uno de los contactados más populares de todos los tiempos, el suizo Billy Meier, se refiriera a la cuestión del Cumbre Vieja, según se puede leer en su propia página web, y según declaraciones de su representante americano, Michael Horn.
Horn aseguró en una publicación digital, el pasado 15 de marzo, tan solo unos días después de que iniciara la catástrofe de Japón, que su representado había recibido una serie de comunicaciones por parte de una entidad extraterrestre, llamado Semjase, del sistema estelar de las Pléyades, sobre la inestabilidad del flanco oeste del volcán canario. Lo sorprendente de este mensaje, amén de su origen alienígena, es que tal advertencia se habría producido con todo tipo de detalles en 1975, cuando aún faltaban dos décadas para conocer siquiera la existencia de la grieta localizada en la falda del macizo que implicaría el problema estructural.
Según comunicación del alienígena, fechada el 17 de julio de 1975: “Una enorme parte del flanco oeste del volcán Cumbre Vieja puede deslizarse y caer hacia el mar en cuestión de minutos, provocando una gigantesca ola y, consecuentemente, un gran tsunami que podría alcanzar inicialmente una altura de 1.500 o, incluso, 2.500 metros , de acuerdo a la masa y la velocidad del material que caería al mar…Como consecuencia de ello, las Islas Canarias se verán inundadas por olas de entre 50 y 150 metros y todo quedaría destruido a su paso”. La exposición del extraterrestre se corresponde sospechosamente a las conclusiones, aunque de una forma exageradísima, que presentaban los científicos Simon Day y Steven Ward en su famoso informe sobre esta cuestión, elaborado en 2001.
El pleyadiano Semjase (valga el gentilicio) pese a conocer con una anticipación sobrenatural el alcance del problema, se muestra incapaz de asegurar cuando tendrá lugar la caída del volcán al mar (la pregunta del millón). Aunque no duda en aconsejar a los terrícolas que se pongan manos a la obra con una solución muy concreta: desmantelar el flanco oeste de la montaña (la parte inestable).
Supongo que la civilización superavanzada de las Pléyades dispondría de la tecnología apropiada para semejante empresa. A la espera de que decidan intervenir para evitar que el mundo se vaya al garete por culpa de una isla perdida en el Atlántico conviene recordar que Billy Meier es un viejo amigo de los ufólgos, sobre todo de aquellos que se han acercado a la vertiente más maravillosa del fenómeno, la que habla de contactos abiertos entre humanos elegidos por la Providencia y seres venidos de otros planetas.
'Contacto' en las montañas
Meier, nacido en 1937 en Suiza, aseguró haber tenido contacto con los extraterrestres a la temprana edad de 5 años. A partir de entonces, recibiría mensajes de las Pleyades cada cierto tiempo. En su juventud se dedicó a viajar por numerosos países, como India y Turquía, en busca de la espitirualidad. Tras casarse con una joven griega, que en aquel momento contaba con 17años de edad, y con la que tendría tres hijos, decidió instalarse, junto a su familia, en las colinas de Hinwil, Suecia, alejado del ruido de la civilización. En aquel lugar, en pleno recogimiento, es donde tendrían lugar las increíbles experiencias que lo harían mundialmente famoso. Tras haber observado como una nave proveniente de las Pléyades aterrizaba en pleno monte y haberse comunicado con uno de sus ocupantes (alto, rubio y de aspecto nórdico, claro), obtuvo una serie de fotografías durante los años 70 de platillos volantes de hojalata sobrevolando las copas de los árboles.
Las fotos parecen un burdo montaje hecho con maquetas pero ello no ha impedido que la historia de Meier haya circulado como la pólvora con carta de veracidad, llegando a la categoría de gurú para muchos de sus acólitos.
Siendo así, el contactado se permite vender, desde su propia página web, los informes referentes a los análisis científicos que demostrarían sus increíbles encuentros: un análisis sobre las aludidas fotografías de los platillos volantes, otro sobre una pieza construida de un material que no es de este mundo y otro sobre el sonido proveniente de una nave pleyadiana; a 9 dólares cada informe. El que quiera la Verdad , que la pague.
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