Para el pasado 21 de mayo estaba previsto que el mundo llegara a su fin. Por lo menos ese es el mensaje que llevaba predicando durante meses el iluminado Harold Camping, de 89 años, desde una emisora de radio ubicada en California, Family Radio. El profeta basaba sus aseveraciones en una serie de cálculos derivados de fechas claves extraídas de la Biblia, concluyendo que el 21 de mayo se produciría la resurrección de los seguidores de su doctrina.
La expectación despertada por este anuncio fue mayúscula, al punto de que movilizó a muchos creyentes a predicar la Segunda Venida de Jesús. Algunos gastaron fortunas personales en empapelar ciudades con carteles anunciando el fin del mundo. Es el caso de Robert Fitzpatrick, un seguidor de Nueva York que desembolsó 140.000 dólares, los ahorros de una vida, en la elaboración de 1.000 pancartas en los que se podía leer “Terremoto mundial. El más grande de todos. Fecha: 21 de mayo de 2011” .
La propia organización del “mesías” invirtió un dineral en propaganda apocalíptica. De esta manera, Family Radio logró despertar la atención de todo el mundo con este anuncio. Uno de los resultados fue el esperado: muchas personas dejaron sus trabajos, otras malvendieron sus casas o coches, y otras sencillamente se fueron a contemplar la última puesta de Sol desde alguna playa californiana.El otro resultado también fue el esperado: no ocurrió nada. Todo esto no dejaría de ser el motivo para echar una sonrisa, el simpático delirio de un loco, de no ser porque no es nada infrecuente que este tipo de anuncios vaya asociado a noticias bastante más trágicas.
Días antes del anunciado 21 de mayo, en Palmdale, California, Lynn Benedetto, de 47 años de edad, cortó el cuello de sus dos hijos, de 11 y 14 años, y después intentó inmolarse de la misma manera ante el advenimiento del Apocalipsis. Afortunadamente, la rápida intervención de los servicios de emergencia evitaron que se produjera alguna muerte y de forma milagrosa, los menores se hallan fuera de peligro. Ya dábamos cuenta del suicidio, esta vez consumado, de un ciudadano taiwanés de 70 años, ante los vaticinios de un devastador terremoto para el pasado 11 de mayo, enunciados por un tal “maestro Wang”.
Es la otra cara que se esconde detrás del lado simpático que suelen tener estas informaciones. El anuncio del fin del mundo es el detonante que necesitan muchas personas, con ciertas predispociones y tendencias psicológicas, para quitarse la vida.
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La organización de Camping y sus seguidores gastaron un dineral en propaganda apocalíptica |
Por eso, las autoridades de cualquier lugar del mundo no deben bajar la guardia ante estas profecías del Fin del Mundo. Cualquier fecha que sea señalada, y que empiece a circular creando el típico efecto de bola de nieve por Internet (los trend Topic de Twitter suelen ser un buen indicador) debe ser vigilada. Ya hemos anunciado en este mismo medio que será más que probable un repunte de los movimientos sectarios de corte milenaristas para finales del 2012, cerca de la fecha del cumplimiento de la supuesta profecía maya. Estos grupos podrían intentar sabotajes o suicidios colectivos pactados, como ya ha ocurrido en el pasado con otros “fines del mundo”. Al final, el hecho de que no se cumpla la profecía queda en segundo plano si el mero anuncio ya lleva consigo una desgracia humana.
Donde dije digo…
Durante los días que siguieron al 21 de mayo, Harold Camping sí que pareció desaparecer del mapa, aunque todo se debía a una maniobra de marketing para seguir despertando expectación. Todos esperaban las palabras del iluminado ante su estrepitoso fracaso. Cuando ya incluso se le daba por muerto, hizo una reaparición estelar con un comunicado que fue recogido en prensa en el que, con toda su caradura, afirmaba que había errado en sus cálculos, que realmente el fin del mundo iba a tener lugar el 21 de octubre de este mismo año. Lo que había ocurrido el 21 de mayo es que se había iniciado el periodo de la Gran Tribulación , en el que tendrían lugar una serie de catástrofes naturales, que culminaría en octubre. Dicho de otro modo, Camping lograba cuatro meses de gracia para seguir ordeñando la vaca de las creencias, la que le ha llevado a amasar una fortuna gracias a las generosas donaciones de sus acólitos; 80 millones de dólares acumulados desde 2005, cuando comenzó su discurso milenarista.
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La profecía provocó las críticas de muchos californianos |
El “error” de Camping no fue algo casual. Ya lo tenía programado desde, al menos, el pasado mes de enero. Varios medios de comunicación recogían entonces sus predicciones en las que se apuntaba a octubre, más que a mayo, como fecha tope para el cumplimiento del Apocalipsis. La estrategia del falso profeta consistía en crear un estado de ansiedad, ofreciéndonos el fin del mundo por partes. Ahora mismo, su figura está al alza, más si cabe, y seguramente conseguirá sumar más correligionarios a su causa. En octubre ya veremos que pasará, pero ya adelantamos que llegado el día 21 de ese mes, Camping manifestará que lo que realmente se ha producido es una transformación interior, energética o espiritual…y se quedará tan ancho.
Formas de eludir el Fin del Mundo
Las estrategias de Camping para justificar sus predicciones tienen unos antecedentes históricos claros. Existe desde hace mucho tiempo un “manual del profeta” que permite salir airoso cuando llega la fecha apocalíptica y nada ocurre.
El pastor estadounidense William Miller, uno de los fundadores del Adventismo, anunció el fin del mundo para el 21 de marzo de 1843, basado en una lectura particular de acontecimientos citados en el Antiguo Testamento. Centenares de campesinos abandonaron sus tierras y decenas de jóvenes dejaron a sus prometidos para acudir a la llamada de la Providencia. Cuando llegó el día señalado y nada ocurrió, Miller, sin el menor sonrojo, cambió la fecha para el 22 de octubre de 1844. Ésta es una coartada muy socorrida: modificar la fecha súbitamente aduciendo cambios de última hora recibidos desde alguna entidad superior. Grupos religiosos bien conocidos han cambiado reiteradamente la fecha de la Segunda Venida de Jesús teniendo que elaborar sesudas teorías sobre el Paraíso y la Resurrección que, como en el caso de los Testigos de Jehová, hacen que la lógica se meta en un callejón sin salida. Ante el fracaso de la profecía, el líder del grupo solo puede hacer dos cosas, o admitir el error o retocar la teoría; y es esto último lo que se suele hacer.
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No faltó quien ironizó sobre el cumplimiento de la profecía |
También existe otra posibilidad: transformar el fin del mundo en una revolución espiritual, el recurso más utilizado por los seguidores de la Nueva Era. Wayne Bent, el líder de la secta Ciudad Fuerte, un grupo que vivía aislado en Clayton, Nuevo México, predijo el fin del mundo para el 31 de Octubre de 2007. Varios periodistas acudieron esa noche al rancho en el que se parapetaban los sectarios desde hacía meses para ser testigos del acontecimiento. Minutos después de la hora señalada por el agorero, el grupo salió del salón de reuniones guiados por un Bent sonriente y en éxtasis. Sus acólitos supuraban una alegría mesiánica mientras emitían cánticos y ejecutaban bailes cadenciosos.
Al ser preguntado Bent, por parte de los periodistas que esperaban ansiosos en el exterior, qué es lo que había ocurrido, aquel respondió que habían sufrido una renovación interior; “ahora somos otras personas”, respondió. Wayne Bent fue detenido al año siguiente por abuso de menores en el seno de su comunidad.
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