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Kenneth Arnold, primer testigo de la era moderna de los ovnis |
Cuando Kenneth Arnold afirmó divisar con su avioneta la
evolución de nueve aparatos aéreos no identificados, mientras sobrevolaba el
Monte Rainier el 24 de junio de 1947, jamás pensó que con su experiencia estaba
iniciando uno de los mitos más potentes del siglo XX: el de los ovnis.
Cuando empleamos el término "mito" para
referirnos a a este fenómeno, buena parte de la comunidad de investigadores
suele sentirse incómoda, incluso reaccionan de manera airada. Pero, mal que nos
pese, es innegable que la ufología carga con una cantidad importante de
leyendas, elaboraciones periodísticas exageradas, fraudes y falsas
percepciones e interpretaciones. Sin
embargo, ello no ha impedido que muchos estudiosos se hayan acercado al
fenómeno de forma seria y rigurosa, empleando el método científico siempre que
ha sido posible, para intentar resolver algunos enigmáticos casos.
La mayoría son historias que se han desinflado con el
paso del tiempo. Pero aún queda un reducto de episodios ufológicos que parece
haber resistido todos los análisis. Pertenecen a ese escurridizo cinco por
ciento de avistamientos no identificados del que se suele hablar en la
comunidad ufológica. Son la razón por la que aún siguen en la carretera un
puñado de investigadores que no han renunciado a la posibilidad de que la
naturaleza del fenómeno pueda ser genuinamente misteriosa, sea cual sea la causa que pueda subyacer.
Hemos hablado con seis veteranos investigadores de ovnis
(algunos prefieren evitar la etiqueta de "ufólogos"). Les hemos
pedido que seleccionen los tres casos que, bajo su criterio, sigan siendo un
misterio a día de hoy. Nuestro ensayo no ha arrojado la cantidad de 18
historias, como pudiésemos esperar. Han sido 16, porque al cruzar las encuestas
hemos constatado que varios de nuestros entrevistados han coincidido en dos
episodios: el aterrizaje de Socorro, el 24 de abril de 1964, y la persecución
de dos cazas españoles a un objeto de origen desconocido el 4 de noviembre de
1970 (Red Eye).
Algunos de nuestros encuestados son más creyentes, otros
son más escépticos. Unos hablan de casos inexplicables, otros de inexplicados,
y otros prefieren hablar simplemente de casos importantes.
Son solo 16 casos pero quizás contengan las claves para
resolver el enigma de los ovnis. Éstas son las impresiones de nuestros
entrevistados:
José Antonio
Caravaca. Escritor, investigador del fenómeno ovni y colaborador habitual
de revistas especializadas, y autor del reciente ensayo "Ovnis. Las
mejores 50 evidencias" (Ediciones Cydonia).
A lo largo de estos últimos 70 años el fenómeno OVNI nos
ha arrojado un buen puñado de casos que han resistido no solo el paso del
tiempo, sino todos los análisis y conjeturas para buscarles una respuesta
convencional. Entre mis 3 incidentes favoritos se hallan:
1.- El Incidente
Roswell. Desde julio de 1947 no han parado de surgir testimonios e indicios
de que algo de extremada importancia ocurrió en el desierto de Nuevo México en
aquel lejano verano. Muchos de los militares implicados en la supuesta
recuperación del OVNI estrellado han confirmado que los restos hallados en el
desierto no pertenecían a un artefacto terrestre. Pese a toda la controversia que envuelve a
este suceso seguimos sin conocer, después de 7 décadas que ocurrió realmente en
Roswell.
2.- El Incidente
de Villares del Saz. El 1 de julio de 1953, en un pequeño pueblo de Cuenca,
un joven pastor de nombre Máximo Muñoz Hernaiz, de tan sólo 13 años de edad,
presenció el aterrizaje de un OVNI a escasos metros de su posición. Del objeto
surgieron varios pequeños seres que llegaron incluso a tocar al testigo. En el
lugar aparecieron huellas que pudieron ser examinadas por la Guardia Civil.
Desde entonces, el testigo no ha querido aparecer en los medios de
comunicación.
3.- El Incidente
de Socorro. El 24 abril de 1964 el oficial de policía Lonnie Zamora se topó
con un extraño objeto volador del que surgieron dos pequeños humanoides. En la
zona quedaron múltiples huellas del incidente, que inmediatamente después del
despegue del objeto pudieron ser examinadas por varios oficiales de policías,
militares y un agente del FBI. Pese a los esfuerzos de la USAF (Fuerza Aérea de
los Estados Unidos) para encontrar una respuesta a este avistamiento, a día de
hoy, sigue siendo una incógnita irresoluble, pese a toda la información
disponible. Sin duda el aterrizaje OVNI mas documentado de la historia.
Pedro P. Canto. Investigador
del fenómeno ovni.
Si tuviera que elegir tres casos UFOlógicos que mostraran
la complejidad, y en tanto estamos hablando de casos de encuentro con OVNIs
sucintamente –es decir, observando inteligencia en su actividad, pero evitando
hacer conjeturas sobre la procedencia o identidad de sus supuestos
tripulantes-, creo que yo me decantaría por los siguientes:
1.- Lonnie Zamora. Caso
Socorro, Nuevo México, 24 de abril de 1964. Pese a que existen múltiples
conjeturas sobre la identidad de los supuestos perpetradores de un supuesto
engaño, analizando fríamente las evidencias sobre esta hipótesis se llega a la
conclusión de que todas las pruebas se limitan a “dimes y diretes” que no
confluyen en ningún responsable. No basta con decir “creo que tengo una vaga
idea de quién engañó al agente de policía”: Es preciso identificarlo sin ningún
asomo de duda antes de descreditar las investigaciones de la USAF, el APRO, el
Dpto de Policía de Socorro y las decenas de investigadores que no hemos
encontrado una explicación plausible al suceso.
2.- Norman
Muscarello. Caso oleada Exeter, 3 de Septiembre de 1965. También existen
muchas hipótesis para intentar explicar el caso de la Oleada ocurrida en New
Hapshire y aunque existen evidencias de podría existir una explicación al caso,
no existe ninguna explicación de lo que atacó al joven que estaba a punto de
entrar en la armada y que, saliendo de Massachusets, se vio obligado a
precipitarse en una zanja para eludir unas luces erráticas y silenciosas que
fueron directamente hacia él.
3.- Padre William
B. Gill y su misión, Oleada Nueva Guinea, 27 de Junio de 1959. El pastor
anglicano Gill fue alertado por algunos miembros de su misión de que había una
extraña aeronave a pocos metros de su misión en Bosinai. Tanto él como unos 25
miembros pudieron ver la aeronave y a sus tripulantes, quienes incluso
intercambiaron saludos con ellos. En poco más de dos semanas fueron reportados
unos 60 encuentros con aeronaves desconocidas en Nueva Guinea.
Repito: son encuentros con OVNIs y sus tripulantes,
INDEPENDIENTEMENTE de la interpretación que se le quiera dar a su procedencia.
Pero en tanto no existe constancia de fraude o explicación al fenómeno, deben
permanecer en el archivo de los No Identificados.
Scott Corales.
Investigador del fenómeno ovni, y editor del
sitio web dedicado a la ufología hispana http://inexplicata.blogspot.com.es/
Tres casos que a mi modo de ver aún figuran entre los
expedientes "sin resolver":
1.- Cisco Grove,
California, 1964. El fascinante encuentro del cazador Donald Shrum con seres
humanoides y lo que parecía ser un robot que lanzaba un vaho nauseabundo. El
cazador estuvo a merced de estas figuras desconocidas la noche entera,
disparando flechazos contra el ser mecánico y los humanoides.
2.- Mutilaciones
de ganado, 1973-1977. Durante un espacio de cinco años, los ganaderos
estadounidenses sufrieron las depredaciones de algo desconocido que causó la
muerte de cientos de cabezas de ganado. La responsabilidad se ha adjudicado a
los ovnis, a los seres tipo yeti, a los militares y congregaciones de
satanistas.
3.- El hombre
polilla, 1966-1967. En menos de un año, la población de Point Pleasant,
Virginia Occidental, estuvo asediada por un humanoide volador denominado
jocosamente "el hombre polilla" (Mothman, en inglés), asociado con
los avistamientos ovni que se daban al momento. Se consideraba que su aparición
vaticinaba desastres, como el derrumbe del puente Silver Bridge en esa
localidad, con un elevado saldo de muertes.
Ricardo Campo. Doctor
en Filosofía por la Universidad de La Laguna y es autor, entre otros libros, de
“Los OVNIs ¡vaya timo!“ (editorial Laetoli, 2006). Responsable del blog http://mihteriohdelasiensia.blogspot.com.es/
1.- 4 de noviembre de 1970, vertical de la provincia de Valladolid. Red-Eye
era un ejercicio periódico de defensa aérea del Ejército del Aire que tenía
como objetivo la evaluación, mediante ataques simulados desde diferentes
puntos, de la capacidad de reacción de todo el sistema defensivo del espacio
aéreo español. Dos aviones reactores de caza F-86F Sabre, pertenecientes al
escuadrón 102 de Defensa Aérea con base en Valenzuela (Zaragoza), se
encontraban en situación de “alerta de 5 minutos” en un punto de espera en el
mar Cantábrico a unos 90 km al norte de la ciudad de Gijón. En esta posición
permanecieron orbitando por espacio de unos minutos, hasta que les fue asignada
una “traza” de radar desconocida. Se desplazaba a una velocidad y en unas
circunstancias anormales que hacían conveniente proceder a su identificación.
Tras penetrar en la Península, los aviones fueron situados a unos 5.600 m del
objetivo. Después continuaron la operación de interceptación hasta menos de
1.800 m del objeto, pero no lograron ver o encontrar el blanco. Según el radar
del EVA-1, el blanco efectuaba rápidas variaciones de altura entre los 12.200 y
3.050 m. Cuando ya habían iniciado el camino de vuelta, el controlador comunicó
a los pilotos que tenían detrás, a una distancia de 3.700 m, un nítido eco no
identificado que les seguía a la misma velocidad que desarrollaban los cazas,
que era de unos 800 km/h. Ese misterioso eco les acompañó durante unos 185 km.
Poco después, hacia las 11 horas, cuando los aviones se encontraban en las
proximidades del macizo montañoso del Moncayo (Zaragoza), uno de los pilotos,
que volaba en formación a la derecha de su jefe, informó a éste de que por fin
veía el blanco “a las ocho” de su línea de vuelo. Era ovalado y de color gris
brillante. Intentaron acercarse, pero desaparecía con una velocidad asombrosa.
Dado que el nivel de combustible era ya crítico, los aviones iniciaron un rápido
descenso. Pero cuando se hallaban en el tramo inicial de las maniobras de
aterrizaje, a unos 800 m de altura, uno de los pilotos indicó que tenían de
nuevo el objeto detrás de ellos, aunque a más altura. El otro también lo
divisó. Después el extraño artefacto desapareció definitivamente desplazándose
hacia arriba a velocidad vertiginosa. Eran las 11:05 horas. Entre las
posibilidades explicativas se encuentra el hecho de que durante aquellos años,
el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) de Francia estaba
desarrollando la Operación Nimbus, con un incesante lanzamiento de gigantescos
globos estratosféricos tetraédricos, desde la base de Aire-sur-L’Adour
(Landas), que los vientos frecuentemente transportaban al espacio aéreo
español. Tales globos fueron vistos y fotografiados en fechas cercanas a
noviembre de 1970, el 18 de septiembre en varios puntos de España, el 24 del
mismo mes en Turín (Italia) y el día 29 en Sarajevo (Yugoslavia), por ejemplo.
Referencia: “Un
ovni en el ejercicio Red-Eye”. Vicente-Juan Ballester Olmos. Accesible en:
http://www.webcitation.org/6mmRSNxU2
2.- 25 de julio de
1979, Turís, Valencia. Un agricultor llamado Federico Ibáñez conducía su
coche para recoger uva en una finca de su propiedad, en torno a las 11:30
horas. Unos 700 metros antes de llegar observó un objeto blanco brillante en el
camino de acceso. Lo tomó por otro coche, pero un poco más tarde pasó a unos
cuatro metros del extraño cuerpo. Tenía forma de medio huevo de 2,20 metros de
altura y 2,50 de anchura. Se sostenía en cuatro soportes a modo de patas.
Entonces vio cómo desde detrás de un algarrobo salieron rápidamente dos seres
idénticos de pequeña estatura que a gran velocidad se introdujeron en el
objeto. Vestían una especie de mono ancho que les cubría todo el cuerpo salvo
cara y manos. Llevaban unas “gafas” negras prominentes de siete u ocho
centímetros de longitud y en las manos una especie de guantes de boxeo. El
objeto despegó verticalmente, produciendo un remolino de polvo, en dirección
oeste-sur-oeste. Pocos días después, un grupo de investigadores descubrió
cuatro huellas en el lugar de ocho centímetros de diámetro y forma lobulada.
Como en tantos otros casos de “aterrizaje” de extraños objetos de origen
desconocido, contamos solo con la palabra de un único testigo, así que no es
posible descartar cualquier malinterpretación o distorsión transitoria de la
percepción por parte del testigo.
Referencia: Enciclopedia
de los encuentros cercanos con OVNIS. Vicente-Juan Ballester Olmos y Juan A.
Fernández Peris. Plaza y Janés Editores, Barcelona, 1987, pp. 233-235.
3.- 9 de julio de
1992, Abades, Arico, Tenerife. Sobre las 20:30 horas, varios grupos de
personas, independientes entre sí, divisaron lo que aparentó ser un accidente
aeronáutico. Sobre el mar se pudo observar “la parte de arriba del fuselaje de
un avión y su cola”. Unos chicos acampados en una cala de Abades escucharon un
estruendo y vieron un avión cayendo, una especie de “forma alargada”, como a
unos 500 metros de donde estaban. Otros testigos llegaron a ver luces en el
objeto. La Guardia Civil inspeccionó la zona con ayuda de helicópteros y
submarinistas voluntarios rastrearon el fondo, pero no hallaron nada. Aviación
Civil no tuvo constancia de la pérdida de aparato alguno, ni las Fuerzas
Armadas realizaban ejercicios o experimentaban con prototipos.
Zonas de sombra en la cobertura radar o vuelo a cota baja
para eludir la detección, con el concurso de corrientes marinas que hicieran
desaparecer cualquier vestigio, pudieron confabularse para hacer pasar
inadvertida una fallida incursión aérea (¿tráfico de drogas?), aunque se
desconoce el tipo de aparato volante involucrado y su misión cerca de la costa
tinerfeña.
Referencias: “El
caso del avión estrellado que nadie reclamó”. Ricardo Campo y V. J. Ballester
Olmos. En: Espacio y Tiempo, 44, octubre 1994, pp. 44-49. “¿Un ovni estrellado
en Tenerife? Alfonso Ferrer. En: Año Cero, año XVIII, 10-207, pp. 54-59.
Manuel Carballal. Investigador
del fenómeno ovni, criminólogo, escritor, y autor del libro "Los peligros
del ocultismo" (Ediciones Luciérnaga).
1.- .El principal caso, el incidente protagonizado por el
capitán Juan Alfonso Sáez-Benito Toledo y el teniente Luís Carbayo el 20 de
noviembre de 1970 (Red Eye). Un caso
radar visual excepcional protagonizado por dos pilotos de combate en pleno día.
Le dedicamos un informe extenso en EOC nº 76.
http://elojocritico.info/red-eyes-el-mejor-caso-ovni-espanol/
2.- El segundo, el caso
Manises. Pese a las explicaciones alternativas que se le han dado: una
conspiración para facilitar la fuga de un terrorista; las chimeneas de
escombreras; operaciones de guerra electrónica de la VI Flota, etc, no creo que
ninguna explique todo el episodio.
3.- Y el tercero, es una experiencia personal. El unico caso cuya autenticidad me consta al 100%. Me refiero al avistamiento que vivimos Javier Sierra y yo, en la madrugada del 24 de julio de 1987 en Barcelona.. Después de tantos fraudes, confusiones y manipulaciones como he encontrado en mi investigación del fenómeno OVNI, esa experiencia personal, al final, es el mejor referente para nosotros de que existe un poso genuino en el fenómeno.
Al ser un tema tan
personal me temo que sería larguísimo de explicar. Ocurrió mientras investigábamos
a un contactado. A las 12:03 de la madrugada. Está todo grabado, pero
curiosamente no hay fotos porque los carretes de las tres cámaras (el mío
comprado y revelado en Coruña), el de
Sierra en Castellón, y el tercero en Barcelona, se velaron.
Joaquín Abenza.
Investigador del fenómeno ovni y director y presentador del programa de radio
"El último peldaño" (Onda Regional de Murcia).
1.- El extraño encuentro de una patrulla de la Guardia
Civil con dos objetos no identificados en aguas de Cabo Cope (Murcia). A las dos menos cuarto de la madrugada, del 14
de junio del año 2000, la Patrulla Fiscal Territorial de la VI Compañía de la
Guardia Civil, con base en el Puerto de Mazarrón (Murcia), compuesta por un
cabo y un guardia, prestaban servicio en primera línea de costa, en el paraje
denominado “Casas del Abogado”, en Puntas de Calnegre (en el término municipal
de Lorca (Murcia)), cuando fueron testigos de las evoluciones en el cielo, a
escasa distancia de su posición, de un objeto ovoidal luminoso que volaba sobre
el mar. El objeto se acercó hasta el lugar donde se encontraban. Les dio la
impresión de que estaba "buscando algo". En un momento dado lo
llegaron a tener muy cerca y temieron que pudiera posarse en la pequeña
explanada que ocupaban o fuese a estrellarse contra el montículo que había a
sus espaldas. Por ello con una linterna
le hicieron señales de aviso y le gritaron llenos de inquietud. El
ovoide luminoso reaccionó retrocediendo y perdiendo altura en dirección a la superficie
del mar. En ese momento, bajo la vertical donde estaba el OVNI, el agua empezó
a burbujear y emergió un segundo objeto de pequeñas dimensiones, una espacie de
“minisubmarino sin torreta”, sobre el cual divisaron unas figuras de color
naranja que se movían.
El objeto volador se acercó al "submarino"
capturándolo o fusionándose con él y seguidamente tomo altura a una velocidad
mayor a la que había llevado hasta ese momento y marchándose en dirección a
Cartagena.
2.- La noche de los ovnis: El incidente del barco butanero "Tamames" en
aguas del Mediterráneo. En la madrugada
del 6 al 7 de febrero de 1979 el extraño incidente vivido por la tripulación
del buque butanero “Tamames” en aguas del mediterráneo abre un capítulo propio
en la historia del fenómeno OVNI en España. A las 21:30h del día 6 el marinero
de guardia advierte de la presencia de dos luces por babor. De pronto las dos
luces se desdoblan en 4, luego 5, y luego más. Empiezan a cambiar de posición
en horizontal y en vertical. En la zona el cielo presenta una coloración
anaranjada y se ven columnas de humo amarillento. El buque modifica el rumbo
hacia la zona por si se trata de un barco en apuros. Recibe extrañas
interferencias y el radar no da ecos en la zona donde están las luces pero si
capta las costas lejanas. Las luces continúan apareciendo y desapareciendo y
adoptando posiciones con formas regulares. Cuando llevan 15 minutos de
navegación rumbo a las luces estas desaparecen. A las 21:40h se retoma rumbo
hacia Cabo de Palos. El radar presenta fuertes interferencias. A la 1:00h del
día 7 se observa en el radar una señal parecida a un chubasco, por la proa.
Luego se dan cuenta que son ecos separados, con una perfecta alineación en
forma de letra “q”. Se llama por radio tratando de contactar con algún barco
próximo y contesta el vigía del “Castillo de Galeras” de Cartagena, que dice
que no sabe nada de maniobras por la zona. Conforme se acercan al origen de los
ecos desaparecen de la proa y aparecen por la popa. En días inmediatamente
anteriores y posteriores se produjeron avistamientos de objetos voladores no
identificados en diversos puntos de España e Italia.
3.- El caso Fry. Un clásico. En White Sands, Nuevo
Mexico (EEUU) el 4 de julio de 1950 el doctor Daniel Fry, un técnico que
trabajaba en la base de pruebas, presenció el aterrizaje de un extraño objeto.
Ante este suceso el Dr. Fry se armó de valor y se dirigió caminando hacia aquel
artefacto, acercándose hasta el punto de llegar a tocarlo, con la sensación de
estar ante algo absolutamente desconocido. La superficie del objeto presentaba
un tacto tan suave como el jabón. En ese momento del interior de aquello surgió
una voz en tono de advertencia que le conminaba a no tocar el objeto. A partir
de ahí nació un episodio de supuestos contactos con seres extraterrestres. Todo
esto sucedía años antes de que George Adamski dijera que había entrado en
contacto con alienígenas procedentes de Venus y que el fenómeno del contactismo
llegase a su punto más álgido. Lo más curioso es que aquellos “extraterrestres”
hablaban de forma natural, incluso con acento marcadamente local. ¿Podría tener
este caso la clave de muchos de los “contactados” que vinieron después?
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