“Tenía un brillo especial en el centro, mucho más brillante que una estrella. Emitía trazas de luz girando en espiral”. Era el testimonio de James Butcher, residente en Canberra (Australia), relativo a una extraña observación que tuvo cuando circulaba con su vehículo junto a su hermano, durante la madrugada del pasado 5 de junio.
Butcher se refería al objeto avistado en el cielo como una “espiral de luz”. Idéntica descripción darían decenas de australianos para aludir a un fenómeno que no habían contemplado en su vida. Los testimonios se produjeron en la zona este de Australia, poco antes de las 6 de la mañana, hora local. La observación duró unos dos minutos y el objeto parecía presentaba tonos entre el amarillo y el azul. Parecía estar en medio de una especie de neblina. La edición digital del periódico local ABC dio cuenta de algunas jugosas descripciones.
Una vecina del norte de Sydney, Robyn, llamó a ABC para relatar lo observado: “Había una luz blanca en el cielo. Como una gran luna girando. Se movía muy rápido y muy alto hacia el horizonte Este”. La testigo dio cuenta de su inquietud: “Estaba bastante asombrada y, para ser franca, asustada. Mi corazón se aceleró”.
Linda lo describió como una luz que “iba desde el Oeste hacia el Este; hacia el mar”. Según Peter, de Balmoral, el fenómeno le pasó por encima cuando se hallaba en la estación del ferry, en el río Brisbane. Y para Denise, de Pine Mountain, aquello “no hacía ruido” y “parecía estar en medio de una nube, aún cuando en aquel momento no había nubes”.
Así pues, ante una observación tan anómala, el misterio estaba servido.
Sin embargo, muchos investigadores aún tenían en la memoria un reciente avistamiento de características muy similares. De hecho, han sido muy reveladoras las grabaciones de video obtenidas en las que se observa la referida espiral de luz y, efectivamente, las coincidencias con la observación que tuvo lugar el pasado 9 de enero en Noruega son más que esclarecedoras.
En aquella ocasión, todo se trató de una prueba balística fallida llevada a cabo por los rusos desde un submarino; un misil Bulavá que durante aquellas semanas se estuvo probando y que les salió bastante rana. Siete de los doce ensayos realizados fracasaron. De ahí las reticencias iniciales de los rusos a hacer público el descalabro aunque finalmente, ante la envergadura que tomaron los acontecimientos, se vieron en la necesidad de reconocer la autoría del incidente. Pese a todo, y como ya comenté en su momento en este blog, mucha gente quiso ver en el “ovni” de Noruega un mensaje de los extraterrestres y, sin ir más lejos, se formó un grupo pseudoreligioso a raíz del acontecimiento.
En el caso del reciente avistamiento australiano, dadas las multitudinarias observaciones, los autores parecen haber admitido su responsabilidad en lo ocurrido. Lo observado por, posiblemente, miles de australianos fue la quema de gases de un cohete Falcon 9, un vehículo revolucionario que tendrá un papel clave en las futuras misiones espaciales. La propietaria del artefacto es la empresa Space X y el lanzamiento del Falcon 9 habría sido el primero llevado a cabo por una empresa privada desde la estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral (Florida).
Se trataba de un acontecimiento esperado dadas las implicaciones que tendrá en las misiones espaciales de la próxima década. Según la nueva política del presidente Obama en este campo, los traslados de personas y carga a la estación espacial estarán en manos de empresas privadas, aunque en misiones supervisadas por NASA. En este caso es Space X, fundada por el creador del sistema Paypal, la que se ha llevado el “gato al agua”.
La hora a la que se reportó el avistamiento en Australia coincide con la de la órbita del Falcon 9 en ese momento. Falta por dilucidar si los giros en espiral fueron consecuencia de un fallo en alguna de las etapas del cohete, como ocurrió con el Bulavá de Noruega.
En cualquier caso, aquella noche, miles de australianos fueron testigos, sin saberlo, del futuro de la exploración espacial.
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