Ocurrió el de 3 de marzo de 1979 en La Laguna (Santa Cruz de Tenerife) y constituyó uno de los episodios más llamativos de la casuística ovni canaria. Don Ezequiel Acosta y su numerosa faimilia observaron las evoluciones de una extraña "pera luminosa", a las 6 de la mañana, sobre la cercana montaña de San Roque. Alrededor del objeto se veían una serie de "pequeñas estrellitas" y su tamaño aparente era mayor que el de la luna llena.
La historia contenía todos los ingredientes para convertirse en un caso icónico de la ufología al incluir detalles como la presencia de pequeños "seres con escafandra". Sin embargo, extrañamente, no ha sido así y apenas es conocido por algunos investigadores locales. Las referencias bibliográficas son casi nulas. Tan sólo aparece detallado en el libro de Jose Gregorio González "Los ovnis en Canarias" y en un antiguo boletín de misterios, "Shamballah", en su número 5, de diciembre de 1992.
El poder acceder a las primeras encuestas que se hicieron del caso me fue de gran utilidad. Así, el investigador Ricardo Campo me ofreció un valiosísimo formulario rellenado por el principal testigo del avistamiento tan sólo unos meses después de la experiencia, lo que me permitió tener una visión de su interpretación fresca y sin contaminar. El mismo Campo llevó a cabo un proceso similar al entrevistar en 1994 a Blanca Rivero, la esposa del ya fallecido Ezequiel, en el que se muestran algunas diferencias significativas entre ambos testimonios.
Finalmente, y aprovechando el 30 aniversario del caso (un año muy ufológico este) decidí rescatar el asunto y actualizarlo. Para ello entrevisté a doña Blanca y a uno de sus hijos, Oscar, quien fue testigo también del fenómeno. Una reunión que fue de lo más fructífera y que me permitió aclarar definitivamente algunos puntos sobre este, en principio, espectacular suceso.
La explicación al caso ya había sido apuntada. Pero no por ello deja de tener gran interés, al quedar de relieve, como así lo he reflejado en mi artículo sobre el asunto en el presente número de Ángulo 13, cuestiones como los errores de percepción, la subjetividad y validez relativa de los testimonios y, por tanto, las diferencias entre los relatos de personas que están viendo el mismo fenómeno. El testigo aporta su historia honestamente; su versión desnuda y sin distorsiones. El problema se presenta cuando llega a periodistas o investigadores incompetentes o malintencionados.
Por cierto, el caso nada tiene que ver con el espectacular avistamiento ocurrido sólo dos días después; el relativo al "ovni-misil" de Canarias.
La historia contenía todos los ingredientes para convertirse en un caso icónico de la ufología al incluir detalles como la presencia de pequeños "seres con escafandra". Sin embargo, extrañamente, no ha sido así y apenas es conocido por algunos investigadores locales. Las referencias bibliográficas son casi nulas. Tan sólo aparece detallado en el libro de Jose Gregorio González "Los ovnis en Canarias" y en un antiguo boletín de misterios, "Shamballah", en su número 5, de diciembre de 1992.
El poder acceder a las primeras encuestas que se hicieron del caso me fue de gran utilidad. Así, el investigador Ricardo Campo me ofreció un valiosísimo formulario rellenado por el principal testigo del avistamiento tan sólo unos meses después de la experiencia, lo que me permitió tener una visión de su interpretación fresca y sin contaminar. El mismo Campo llevó a cabo un proceso similar al entrevistar en 1994 a Blanca Rivero, la esposa del ya fallecido Ezequiel, en el que se muestran algunas diferencias significativas entre ambos testimonios.
Finalmente, y aprovechando el 30 aniversario del caso (un año muy ufológico este) decidí rescatar el asunto y actualizarlo. Para ello entrevisté a doña Blanca y a uno de sus hijos, Oscar, quien fue testigo también del fenómeno. Una reunión que fue de lo más fructífera y que me permitió aclarar definitivamente algunos puntos sobre este, en principio, espectacular suceso.
La explicación al caso ya había sido apuntada. Pero no por ello deja de tener gran interés, al quedar de relieve, como así lo he reflejado en mi artículo sobre el asunto en el presente número de Ángulo 13, cuestiones como los errores de percepción, la subjetividad y validez relativa de los testimonios y, por tanto, las diferencias entre los relatos de personas que están viendo el mismo fenómeno. El testigo aporta su historia honestamente; su versión desnuda y sin distorsiones. El problema se presenta cuando llega a periodistas o investigadores incompetentes o malintencionados.
Por cierto, el caso nada tiene que ver con el espectacular avistamiento ocurrido sólo dos días después; el relativo al "ovni-misil" de Canarias.
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